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Los detalles de la operación Awlaki por Por Steven Emerson

El abatido líder de Al Qaeda, Al-Awlaki
El abatido líder de Al Qaeda, Al-Awlakilarazon

Anwar al-Awlaki, abatido la mañana del viernes durante una incursión americana en Yemen, llevaba en la mira varios años, desde que, como afirma un militar norteamericano, «pasara de ser inspiración a ser agente». Se sabe que estaba detrás del terrorista nigeriano «de la ropa blanca» que intentó detonar explosivos adheridos a su cuerpo cuando el avión en el que viajaba se disponía a tomar tierra en Detroit. Y se sabe que era responsable del complot del transporte de mercancías hacia EE UU del pasado otoño.

Funcionarios de la inteligencia estadounidense habían detenido con anterioridad a conversos musulmanes de origen estadounidense que volvían al país tras «estudiar» en Sudán. La mayor parte del tiempo se destinaba a instrucción terrorista y aprendizaje de los preceptos de la yihad y el islam impartidos por Awlaki y sus ayudantes. Los agentes están seguros de que «centenares» de conversos de origen estadounidense y europeo, junto a musulmanes oriundos de países islámicos, han recibido instrucción de Awlaki, lo que habría convertido a muchos de ellos en «bombas de relojería andantes».

Awlaki residía en la provincia sureña de Shabwa, más allá del alcance del Ejército yemení. Gran parte de Yemen es igual que el salvaje oeste y las numerosas tribus que habitan la zona zanjan sus diferencias entre ellas. Awlaki procedía de la tribu Awalik.

La información recabada a través de las autoridades yemeníes el año pasado y las entrevistas mantenidas con diversos conversos estadounidenses que volvían a EE UU tras pasar por el periodo de instrucción con Awlaki ayudaron una establecer su paradero dentro de una zona de 200 kilómetros cuadrados.

Viajaba de noche en todoterrenos de lujo blindados para impedir que las operaciones de vigilancia y los vehículos no tripulados estadounidenses determinaran en cuál de ellos viajaba. Pero los drones, que están dotados de reconocimiento facial, recorrían la zona igualmente. También se hizo uso del espionaje electrónico, aunque se sabe que Awlaki tenía cuidado limitando su utilización para evitar los rastreos.

Awlaki tenía una ex mujer en Irlanda en la que nadie había reparado hasta que una pariente cercana residente en EE UU dio a conocer el libro de familia a principios de enero a unos espías. La pariente habría resultado ser una mina de oro de información acerca de los padres, los nietos, las mujeres y los hijos de Awlaki.

Los números de teléfono de los parientes cercanos residentes en la capital yemení facilitados por la familiar estadounidense a los espías norteamericanos demostraron ser la parte más crítica. Esta pariente sabía que Awlaki estaba llamando a esos números. La Agencia de Seguridad Nacional pudo localizar los terminales y determinar casi con total precisión el paradero de Awlaki cuando él llamó a un número de Saná. Esa información ayudó a confirmar su paradero.

Hasta una docena de vehículos no tripulados habrían sido enviados para establecer las coordenadas exactas de Awlaki. Los funcionarios también reclutaron a confidentes yemeníes que se hacían pasar por estudiantes de Awlaki para tratar de obtener información. Pero los vehículos no tripulados siguieron sobrevolando la zona para garantizar que Awlaki no abandonaba la región. Sabía que EE UU le quería muerto, como demuestra la demanda presentada por su padre Nasser –estadounidense residente en Yemen–. La demanda cuestiona la legalidad del decreto presidencial que ordena matar a Awlaki, ciudadano estadounidense, sin garantías judiciales. Durante el mes pasado, se identificó definitivamente a Awlaki en varios vehículos. Se consideró la idea de llevar a cabo incursiones previas pero no se hizo por la posibilidad de causar demasiadas bajas civiles. Aunque Yemen afirma haber llevado las riendas, la realidad es que EE UU habría actuado en solitario.

Una pista indicaba que Awlaki se disponía a desplazarse durante la jornada del jueves o el viernes en un grupo de todoterrenos de lujo. A primera hora del viernes de Yemen, un vehículo no tripulado localizaba el vehículo de Awlaki enviando a Virginia una imagen clara de la situación. Obama ya había dado orden de matar a Awlaki.

El presidente autorizó el ataque a media mañana del jueves y durante la noche se unió a sus ayudantes para supervisar las imágenes enviadas por los drones. Hacia las 4:00, hora de Washington, los vehículos no tripulados empezaron a enviar imágenes del grupo de vehículos.

Se habrían utilizado varios proyectiles. Dos de los vehículos quedaron inutilizados. A las pocas horas, el Ejército de Yemen había recogido muestras de ADN de varios de los restos de los cadáveres. Las muestras fueron trasladadas a Washington durante la mañana y se confirmaba la coincidencia con el ADN de los parientes de Awlaki residentes aquí. Además, habrían perdido la vida dos importantes lugartenientes de Awlaki. Uno es Samir Jan, que también es ciudadano estadounidense, pero el nombre del otro no ha trascendido.

Se producían muestras de júbilo en la CIA, el Pentágono y la Casa Blanca ante la noticia de que el principal instructor de Al Qaeda se había unido a su mentor, Ben Laden. El FBI y el Departamento de Interior difundían un aviso a los agentes sobre el terreno en todo el país ante cualquier represalia. El carismático orador angloparlante y líder de Al Qaeda en la Península Arábiga ha pasado a mejor vida.

Steven Emerson
Experto en islamismo y miembro del Comité de Inteligencia del Congreso de Estados Unidos