Bruselas

Otra vez los pactos por Manuel Coma

Ningún partido por sí solo tendría mayoría en el Parlamento de Grecia nn En los próximos días el juego de alianzas será la clave para conseguir un gobierno estable

Otra vez los pactos por Manuel Coma
Otra vez los pactos por Manuel Comalarazon

Con el 40% de los votos escrutados, la tormenta griega parece alejarse, pero no nos llamemos a engaño, el cielo seguirá encapotado y amenazador para Europa durante mucho tiempo. Si se confirma que Nueva Democracia –el centro derecha- y el socialista Pasok, los dos partidos del sistema, responsables de las desgracias que aquejan a su país, han obtenido el 40 y el 13% de los votos, y teniendo en cuenta que el partido ganador recibe un plus de 50 escaños, entre ambos podrían formar un mayoría partidaria de permanecer en el euro. En ese empeño podrían contar con el 6% de Izquierda Democrática, igualmente proeropea. Y no es que la Coalición de Extrema Izquierda, Sýriza, no lo sea, como el 80% de los ciudadanos que eso afirman en las encuestas y por tanto bastantes de los que le han dado el 26% de los votos, pues otros partidos abiertamente opuestos también se han llevado trocitos de la tarta electoral. Esa sorprendente aritmética da la medida de los elementos de irracionalidad en la deprimente situación griega. Querer repicar y estar en misa, nadar y guardar la ropa. Y es que Sýriza en muchos aspectos representa, como tantos otros indignados y ocupas por el mundo adelante, la revolución contra las tablas de sumar y restar. Las cuentas le salen confundiendo los deseos con la realidad. Euro sí, austeridad no. Lo podemos conseguir chantajeando a Berlín con los horrores de una salida por las bravas.

La combinación de los partidos tradicionales le ahorraría a los miembros de la Unión y a Merkel, la guardiana del sentido común, el trago de tener que decirles: «Con su pan se lo coman. Perdemos muchos miles de millones, pero no más. Cerramos a cal y canto un pozo sin fondo» y situaría a Nea Demokratía en posición de negociar condiciones menos duras por lo que debe y seguirá recibiendo. La línea de crédito a España, el «rescate dulce o ligero», es ahora la gran esperanza de los griegos, pero hay diferencias. En nuestro caso se trata sólo de capitalizar algunas Cajas de ahorro. N.D. pide, entre otras cosas, plazos de devolución más largos y el gran sueño de los eurobonos, que son simplemente más dinero, más barato y garantizado por los demás. Los alemanes lo tienen muy claro: Nada de fórmulas para seguir golfeando a su costa. Se olvida o ignora que los alemanes no sólo hicieron sus penosos deberes tras la hemorragia económica de la unificación, sino que además aprendieron que no bastaba con regar de dinero a sus compatriotas orientales para mejorar su productividad. Lección que aplican ahora metódicamente a mediterráneos nada germánicos. Si los milagrosos bonos llegan algún día será después de importantes reformas institucionales que permitan atajar desde Bruselas las francachelas fiscales de los socios. Samarás, puede esperar sentado, por eso el momentáneo alivio greco-eropeo puede ser una prolongación de la angustia. Mucho más complicado sería si el Pasok se escabulle y exige la inclusión de los revolucionarios de la cuadratura del círculo. El análisis tendría que empezar de nuevo.

 

Manuel Coma
Presidente del GEES