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Bunbury del rock al tango y la cumbia
Un rock en el que confluyen muchos sonidos: de las tubas a los acordeones, pasando por la percusión africana y latina, la música andina, cumbia, tangos. Los 15 temas de «Licenciado Cantinas» van mucho más allá de la tradición latinoamericana.
-«Licenciado Cantinas» es un recopilatorio de canciones suramericanas populares. ¿Se siente más cercano a este tipo de música, no sólo por estilo, sino también por producción?
-Es posible, aunque visto desde el continente americano, tanto México como el sur de Estados Unidos, se considerarían norteños. Pero sí, en general, me interesa más lo que ocurre de Pirineos para abajo y de Río Grande a Tierra de Fuego. Sobre el tema de la producción, intento mantener el estudio de grabación, tanto como espacio-sala como equipo físico, contrariamente a lo que dictan los tiempos. Supongo que mantener un estudio a la antigua usanza se está convirtiendo en un privilegio.
-Hay en este trabajo más presencia musical y de partes instrumentadas. ¿Logra así el equilibrio entre música y lírica?
-Sí, es cierto que he querido ampliar los pasajes instrumentales y buscar un equilibrio para que quedara claro que el trabajo que estábamos realizando no era solamente el de un cantante interpretando temas del cancionero popular y del folclore panamericano, sino que una parte sustancial proviene de los arreglos y de la producción.
-A pesar del repertorio, el resultado aporta grandes dosis de rock. ¿Sonaría así hoy la música española en Texas?
-El intento queda ahí. Quise que la balanza estuviera siempre equilibrada, que ambos mundos conviviesen y crear un puente entre pasado y presente.
-¿Con cuál de los estilos se siente más cómodo: la chacarera, el vals peruano, la ranchera...?
-Me encanta el vals criollo peruano, aunque es uno de los géneros más difíciles para un cantante. También los tangos; los clásicos, por ejemplo, rayan una altura poética pocas veces alcanzada por las canciones en nuestro idioma.
-¿Cree que en Suramérica han sabido conservar mejor sus diferentes estilos populares?
-No quisiera generalizar, pero sí es cierto que España no es amable con la cultura propia. Nos cuesta mirar atrás sin ira. Sospechas de la vinculación de los artistas a uno u otro frente, tanto antes como ahora. Y nos cuesta reconocer que lo nuestro, a veces (bastantes), es grande y hermoso. Tanto en cine como en música y literatura, tenemos motivos para enorgullecernos, y mucho que enseñar al mundo. Un poco de cariño no nos vendría mal.
-En algunos momentos, gracias a las partes instrumentales, si cierras los ojos es como si estuvieras en medio de un duelo de cowboys que enfrenta a Bunbury consigo mismo. ¿Cómo lleva ser el pistolero en los dos bandos?
-Ser pistolero en un duelo significa enfrentarse a alguien, que no es precisamente lo que he intentado hacer. He querido establecer un puente entre el rock, que es de donde yo provengo, y la música tradicional y el folclore panamericano.
-¿Cuál es la parte que más disfruta a la hora de grabar?
-La producción. En realidad, se trata de la parte para la que creo que estoy más dotado. Cantar y componer, que también me apasionan, son ejercicios muy diferentes entre sí. Componer es un trabajo más de introspección, e interpretar y cantar es la expresión y comunicación.
-¿Y la que más detesta?
-En un estudio de grabación soy feliz. No hay nada que me pueda molestar.
-¿Tienes alguna guitarra por la que sientas una predilección especial para trabajar con ella?
-Con la que más disfruto es con una acústica Gibson Robert Johnson, pequeña, aunque con enorme sonoridad. Aunque en realidad la que más veces utilizo es una que me regaló un desconocido a la entrada de un concierto en Oviedo hace bastantes años. No es muy buena, más bien de calidad dudosa, pero, por eso mismo, la dejo tirada en el sofá, en el suelo, en cualquier parte. Así, siempre está mano, dispuesta para la acción, jamás guardada en su funda. Con ella he compuesto la mayor parte del material de mis últimos álbumes.
-Como autor, ¿que opinión le merece todo lo que ha sucedido en la Sociedad General de Autores?
-Es un asunto muy frustrante y triste para los músicos. La directiva de SGAE hace tiempo que debía cambiar y con las antiguas normativas era prácticamente imposible que esa renovación fuera posible. La nueva directiva de la sociedad de gestión merece, al menos, un tiempo para trabajar, mejorar y crecer. Una cosa son las peluquerías, el canon, lo que se ha hecho con «Fuenteovejuna» y la corrupción del poder, y otra muy distinta que un trabajador no tenga derecho a vivir de lo que produce.
-¿Cómo le afecta la crisis?
-La industria de la música está en un proceso de transformación. Es cierto que España está sufriéndolo mucho y que hallar una solución es bastante complicado. El calado de ciertos discursos entre la sociedad no ha contribuido a ayudar ni a la gente del cine ni a la de la música. Por lo demás, tal y como ha quedado de raquítica la industria musical, sobre todo en España, el futuro está en grabar discos y rodar películas que puedan tener una proyección internacional, porque con el mendrugo de pan que han dejado aquí no van a poder alimentarse ni los ratones.
-¿Es «Licenciado Cantinas» su última colaboración con EMI? ¿Podría autoeditar sus trabajos?
-Mi contrato con la discográfica había terminado, escuché todas las opciones que se me plantearon y elegí la que consideré mejor para editar mis discos y seguir grabando con la calidad que deseo. No soy de los que piensan que la autogestión sea la panacea. Hacer cuentas, llamar a distribuidoras, perseguir el stock... quita un tiempo precioso que deseo invertir en otras cosas.
El detalle
LA VIDA Y LOS OTROS PLANES
Este disco está grabado con su nueva formación, Los Santos Inocentes, con la que está ya a punto de salir de gira: «Empezaremos la gira en España, en enero. Hicimos unas cuantas actuaciones por Estados Unidos para calentar motores en noviembre, casi un mes antes de que saliera el disco. Estamos muy ansiosos por mostrar el crecimiento de la banda, las nuevas canciones y la revisión que hemos realizado del material más antiguo», asegura. No le gusta hablar del mañana y, menos, de los planes que puede tener: «Ya conoces la frase de Lennon: "La vida es lo que ocurre mientras te empeñas en hacer otros planes". Intento disfrutar de lo que me toca y elijo para cada momento. Disfruto estando donde estoy y no pienso en lo que dejo atrás, sino en lo que se me presenta delante», comenta el músico.
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