Ibiza

Una nueva vida se pierde en el abismo del balcón

Jóvenes, extranjeros de vacaciones y alcohol, los tres ingredientes del cóctel mortal, según los expertos.

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Otra vida segada. Otro muchacho joven que cae al abismo mientras busca la diversión a tope. Y con ésta van once en 2010. La tragedia se ha producido en Ibiza; Baleares se ha convertido este verano en la sede de la triste moda del «balconing», que no es otra cosa que saltar desde el balcón del hotel hasta la habitación contigua o a la piscina.

Ayer, los servicios de emergencias de Ibiza recibieron, poco después de las 7 de la mañana, el aviso de que una persona se había precipitado al vacío. Cuando los efectivos del 112 llegaron a la zona de Platja den Bossa (Ibiza), no pudieron hacer nada por la vida del joven de 25 años que se había caído desde el séptimo piso de un hotel. Aunque la nacionalidad del chico no ha trascendido, sí se sabe que era extranjero y, aunque aún no existen datos suficientes para saber qué sucedió exactamente, existen muchas coincidencias que podrían indicar que se trata de un nuevo caso de «balconing».

Adrenalina

Tras once muertos y numerosos heridos en un sólo verano, cabe preguntarse qué está sucediendo para que tantos jóvenes arriesguen su vida de este modo. El doctor José Cabrera, psiquiatra forense, resume fácilmente la respuesta: «Es el riesgo por el riesgo propio de la juventud al que se suma el alcohol», afirma. Porque, según Cabrera, la búsqueda del riesgo es una actitud propia de la juventud, que quiere sentir su «adrenalina a tope y eso lo logra mediante el riesgo».

La prueba es que todos, o casi todos los que han muerto o resultado heridos por la práctica del «balconing» son extranjeros, que vienen aquí de vacaciones «con el único objetivo de pasárselo de miedo, de divertirse a tope» y, entre las cosas que hacen para lograr esa diversión es buscar el riesgo más extremo.

Lo que sucede es que, además, hay que añadir los efectos del alcohol, que reduce aún más la percepción del peligro y limita las facultades para reaccionar.

No obstante, el doctor Cabrera considera que los jóvenes de hoy no son más temerarios que los de antes, «la juventud de otras generaciones ha sido, incluso, más arriesgada, pero más eficaz», asegura. «Lo que sucede es que ahora, en esta sociedad, no logran el estrés más que de este modo».

Los hoteleros de Baleares se han reunido en algunas ocasiones a lo largo de este verano con la intención de tomar medidas al respecto, pues los jóvenes turistas que practican tan arriesgada diversión son clientes suyos. Pero es difícil que estos empresarios puedan hacer algo. «No hay nada que hacer, y no lo digo en plan pesimista; es que no pueden hacer nada», afirma Cabrera. «Salvo que, por ley, se taparan con lonas las piscinas de los establecimientos a partir de las nueve, por ejemplo, no creo que se puedan tomar otras medidas que sean efectivas», asegura.

Mientras, las nuevas tecnologías que hacen públicas las «hazañas» de estos jóvenes, ejercen un peligroso «efecto llamada».


Verano fatídico en Baleares
- 5 de septiembre: un joven británico muere al saltar de un quinto piso en un hotel de Puerto Adriano (Mallorca)
- 17 de julio: una chica de cerca de 20 años se precipitó desde un sexto piso por el hueco interior de una escalera en unos apartamentos en Magalluf, en Mallorca.
- 2 de julio: una alemana de 20 años que se encontraba en un viaje de estudios en Palma falleció tras precipitarse de un segundo piso en un hotel.