Sevilla
Un solo juicio por Lucas Haurie
La reforma en profundidad anunciada por Gallardón terminará con la aberración del doble juicio por un mismo hecho, que es lo que ha sucedido en el caso Marta del Castillo al haber un menor implicado. La legislación impulsada en su día por Belloch estaba impregnada de ese sentimentalismo socialdemócrata tan en boga en todos los partidos (el otrora magistrado Zoido es un claro ejemplo) y ha debido tener consecuencias odiosas e irreversibles para que el ministro de Justicia venga ahora a corregirla. Menos onerosas fueron las victorias del rey Pirro, que ha quedado en la historia y en el idioma como arquetipo de triunfador golpeado. El principio de no retroactividad de la ley es uno de los bastiones del Estado de Derecho, de modo que El Cuco pagará un precio mitigado por su felonía y a los tres absueltos por falta de pruebas (las que tal vez se hubieran podido encontrar en un proceso conjunto) habrá de tratárseles como a ciudadanos honorables. Hay delitos difícilmente evitables pero la dificultad para salir impune es la mejor de las disuasiones. La perspectiva de una pena dura no impedirá, ni siquiera reparará mínimamente, el crimen pero sí el recochineo a los deudos. Duele la chulería del delincuente escurridizo.
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