Elecciones

Mejor así por Agustín de Grado

La Razón
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¿Es simple casualidad que al mayor triunfo electoral del PP le siga un cuestionamiento generalizado del modelo electoral? Sorprende la habilidad o torpeza, según los casos, que algunos tienen para abrir debates oportunistas. Existen en el mundo sistemas electorales para todos los gustos, pero las democracias más avanzadas (la norteamericana, la británica, la francesa) son aquellas cuyo modelo propicia mayorías estables. Es lo que buscaron nuestros legisladores con la denostada ley D'Hont: fomentar la gobernabilidad dentro de un sistema de representación proporcional ajustado a la diversidad territorial española. Se trata de un régimen electoral perfectible, sí; pero no ha sido obstáculo para la alternancia democrática. Aquí hemos tenido gobiernos de izquierda y derecha, con mayoría absoluta o sin ella en ambos casos, según el criterio de los españoles en cada momento. Incluso ha permitido que mayorías absolutas fueran reducidas a cenizas, como UCD en 1982, cuando pasó de 168 diputados a sólo 11 y ni siquiera su candidato a la presidencia resultó elegido.

Es cierto que la conjunción de la ley D'Hont con circunscripciones provinciales perjudica a los partidos minoritarios de ámbito nacional, como UPyD e IU. ¿Pero se imaginan, en la situación dramática en la que hoy se encuentra España, que el domingo hubiera salido un Parlamento tan atomizado como el que soportaremos sin una mayoría clara para un Gobierno obligado a tomar decisiones urgentes y de calado? El que los proetarras de Amaiur hayan llegado al Congreso con sólo un tercio de los votos de Rosa Díez no es culpa del sistema electoral. Lo es de un Tribunal Constitucional que, sumiso a los dictados del Gobierno socialista, permitió su candidatura con todos los informes policiales en contra.