Los enemigos de la recuperación de España

La cara de los «indignados»

La Razón
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Tras un titubeo inicial, no tardé demasiado en tener claro, como he reflejado en esta columna, cuál era la auténtica cara de los autodenominados «indignados». Tras visitar Sol cuando era un campamento chabolista de los perro flautas, se reafirmó mi convicción. El director del periódico coincidió con algunos de sus líderes en debates televisivos. La primera constatación fue que eran algo maduritos. Nada que ver con los jóvenes que buscan trabajo. Eran los antisistema de siempre a la búsqueda de una causa tras los fracasos que han cosechado en las últimas décadas. La reacción tras el desalojo de Sol refleja muy bien ese «mundo» de los antisistema. En primer lugar aparecen con esa imagen guarra en el atuendo. La pelambrera en cresta como si fueran indios americanos y los tatuajes como los maoríes. Les queda fatal. Hasta en eso hacen el «indio». Al factor estético hay que añadir la agresividad y la intolerancia. Estos sí se creen que la calle es suya y sólo suya. La izquierda radical siempre es así. No cambia con el tiempo. Les falta leer y viajar más.