Oporto

Iker pesa

Mourinho, según contó Jorge Valdano antes de que fueran cordiales enemigos en el club, tiene obsesión por controlarlo todo y ha bastado que Casillas tomara la decisión de hablar con los barcelonistas Xavi y Puyol, con el fin de limar asperezas y retornar a los buenos tiempos dentro de la Selección nacional, para que haya salido a la calle un problema de relación personal que ya existía.

La Razón
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El pintoresco entrenador madridista creyó que con dejar a Casillas en el banquillo en el partido del Trofeo Bernabéu daba un golpe de autoridad porque sentaba la mano en el capitán del equipo, a su vez de la Selección.

Nadie interpretó que dejarle en la suplencia era una simple decisión técnica con la intención de dar minutos al guardameta suplente. Por si eso no bastara, manifestó que nadie es intocable y no se refería a otro futbolista que no fuera el capitán.

Iker Casillas ha respondido guardando las formas y no aviva el fuego de la polémica. Sin embargo, dice mucho cuando cuenta que ha tenido discrepancias con su jefe. Que el portero afirme que ha tenido encontronazos con él no ha sido frase para que se la llevara el viento.

Si mal no recuerdo, Iker tuvo un ligero choque cuando su novia, la periodista Sara Carbonero, comentó en televisión algo que no gustó a Cristiano Ronaldo. Casillas tuvo que dar la cara para suavizar la cuestión. Fue un modo claro de inmiscuirse en la vida del portero y ciscarse en la libertad de expresión.

Se ha ensanchado la brecha del vestuario. Ya había dos grupos. Ahora se notarán más, aunque haya desmentidos. Iker pesa.