Barcelona
Mas llama a la unidad catalana en un convite parco en el fondo y las formas
Apela a los partidos a revindicar el espíritu fraternal de Sant Jordi para defender los intereses de Cataluña n Los alcaldables se postulan.
El primer Sant Jordi de Artur Mas como president no burló el tijeretazo. La recepción institucional del 23 de abril volvió al Palau de la Generalitat, como era tradición con Jordi Pujol, pero sin chocolate ni melindros, tal y como le gustaba celebrar al ex president su santo.
Para pasar de los 200.000 euros, que costó el último acto político de Sant Jordi organizado por el tripartito en el Palau de Pedralbes, a 18.000, Mas redujo la lista de invitados de 3.000 a cien personas. Y ofreció un desayuno de patio de colegio con bocadillos de brioix y croissants. El único «lujo» que permitió fueron unas tartaletas de fresas. Nada que ver con los canapés pijos elaborados por Ruscalleda, Arola o Gaig que se servían en la era tripartita.
El acto político de Sant Jordi fue tan austero como escueto, tanto en las formas como en el fondo. La tradicional misa oficiada por el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach –que ayer no fue misa porque era Sábado Santo y entre la muerte y la resurreción de Cristo no hay oficios–, se transformó en en la lectura de pasajes de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús y la bendición de rosas.
Tras un breve desayuno, donde el momento más fotografiado fue el todavía más breve encuentro entre Mas y José Montilla, el president hizo unas declaraciones. Aunque el refranero diga que lo bueno, si breve, dos veces bueno, el discurso del president fue más bien anodino.
Mas no quiso ahondar en debates de actualidad política. Sobre el encuentro del Consejo de Política Fiscal y Financiera, que se reunirá la semana que viene con los 1.450 millones de euros del fondo de competitividad que la Generalitat reclama al Estado como telón de fondo, se limitó a llamar a la unidad de los partidos catalanes. Mas apeló al espíritu fraternal de Sant Jordi para defender todos juntos los intereses de Cataluña. «De la misma forma que la Diada de Sant Jordi es un día que une al pueblo catalán en torno a buenas virtudes, espero que en los próximos días, y pese a las elecciones, este espíritu vaya arraigando», reivindicó.
Desde el PSC, Joaquim Nadal replicó a Mas que agote todas las vías de negociación con el Gobierno para reclamar el pago de los 1.450 millones de euros. Nadal avisó que los socialistas catalanes están al lado del ejecutivo en esta reivindicación, «pero no desde el cálculo táctico».
A un mes del 22-M
«A priori» tenía que haber salido Jordi Hereu, a hablar en nombre del PSC para darle protagonismo a un mes de las elecciones municipales, pero el alcalde de Barcelona llegaba tarde a otro acto. Las comparecencias empezaron con retraso y obligaron a cambiar los planes al PSC y al PP catalán. En vez del candidato a la alcaldía de Barcelona, Alberto Fernández, habló Alicia Sánchez-Camacho, que pidió formalmente a Mas que «repiense» y «paralice» los recortes en sanidad y educación. Reclamó al Govern que haga como las familias que «recortan en lo prescindible». Sánchez-Camacho tuvo unas palabras para los 600.000 catalanes en paro que vivían un 23 de abril «triste».
ERC, ICV y C's, que sí dieron protagonismo a sus alcaldables, Jordi Portabella, Ricard Gomà y Jordi Cañas, respectivamente, también exigieron al Govern que reformule su política de recortes en sanidad y educación. Solidaritat y Joan Laporta plantaron a Mas. A Josep Antoni Duran Lleida tampoco se le vio, pero porque estaba de viaje con la familia.
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