Fuego cruzado en Damasco

«Hemos llamado a nuestros vecinos en el barrio Al Midan y nos han dicho que ya no quedan edificios ni casas ni nada. Los tanques han aplastado todo en el barrio», aseguró a LA RAZÓN un activista de Damasco. Por quinto día consecutivo se libra una batalla campal en las calles de la capital siria, especialmente en los castigados barrios de Al Midan, Mezzeh, Qabun, Kefar Sousa y Qaddam, donde el Ejército no da tregua a la población bombardeando con helicópteros y tanques.

Fuertes explosiones y disparos de fuego de artillería se escucharon desde primeras horas de la mañana, tras una noche de relativa calma, relataron residentes desde Damasco. Según los Comités de Coordinación Local, más de setenta personas murieron ayer, la mayoría en Damasco y su periferia, después de la peor jornada de violencia registrada en Siria desde el inicio de la revolución, con 214 muertos –124 civiles, 62 soldados del Ejército y 28 rebeldes–, cifra que no incluye los tres altos cargos del régimen que perdieron la vida en el atentado suicida contra el edificio de la Seguridad Nacional.

Las fuerzas gubernamentales prometieron «limpiar Damasco de terroristas» antes del inicio del mes sagrado de Ramadán, previsto para mañana, y están dando muestras de ello. «Hasta ahora, el Ejército había dado pruebas de contención en sus operaciones, pero después del atentado [en la Seguridad Nacional] ha decidido utilizar todas las armas a su disposición para acabar con los terroristas», amenazó una fuente de seguridad. Pero también los rebeldes están decididos a luchar hasta el final, y con fiereza combaten a las tropas gubernamentales, que intentan recuperar el control en los suburbios de Damasco.

El Ejército Libre de Siria (ELS) consiguió derribar dos helicópteros que sobrevolaban varias zonas de Damasco. También, según la cadena de televisión Al Arabiya, el grupo insurgente consiguió atacar con veinte morteros el aeropuerto de la capital. Asimismo, se registraron combates entre las fuerzas gubernamentales y opositoras en las inmediaciones del palacio presidencial y en el barrio de Ijlas, adyacente a la sede del Consejo de Ministros y a la Universidad. Además, decenas de comisarías de la Policía fueron atacadas por combatientes del ELS, informaron fuentes opositoras, mientras que la agencia de noticias SANA habló de «frustrados ataques» a las oficinas de la Policía.

«Si los rebeldes tienen suficiente munición para llevar a cabo la lucha por un par de semanas más, el régimen de Asad podría colapsarse debido a las deserciones de oficiales que se producen en todo el país», advirtió a LA RAZÓN Osama Monajed, que dirige el Centro Estratégico de Investigación y Comunicación con sede en Reino Unido. «Se espera que el régimen intensifique sus operaciones militares contra los milicianos del Ejército Libre con la llegada del mes de Ramadán», agregó Monajed.

Nuevas deserciones

Una fuente rebelde aseguró a este periódico que un total de sesenta militares del Ejército desertaron en la localidad de Idlib para unirse a las filas del ELS. Los desertores se hicieron además con el control de siete carros de combate. La misma fuente agregó que el Ejército Libre de Siria «habría liberado el puesto fronterizo de Bab Al Hawa», en la frontera con Turquía.

Las fuerzas del régimen atacaron también las provincias rebeldes de Homs, Hama (centro), Deir al Zur , Deraa e Idleb y Alepo, dejando varias decenas de víctimas mortales.