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Las donaciones de médula en peligro

La Razón
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MADRID- «Cuando un paciente lee noticias como ésta, siente miedo». En palabras de Begoña Barragán, presidenta de la Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia (AEAL), éste es el sentir de muchos pacientes que esperan con urgencia un trasplante de médula ósea. «Estamos acostumbrados a una sanidad que nos da cobertura y nos tranquiliza. Y el paciente que está enfermo, cuando escucha cosas como éstas, siente temor. Puede que de forma infundada, pero, por su situación, no está para analizar noticias», añade.

La noticia no es otra que el conflicto desatado por la presencia en España desde el pasado noviembre de la fundación alemana DKMS. Desde su llegada, DKMS, que posee el mayor registro de donantes mundial –2,5 millones–, ha captado alrededor de 8.000 donantes de médula ósea sin el permiso de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), dependiente del Ministerio de Sanidad, ni de las comunidades autónomas, que tienen transferidas las competencias sanitarias. Por supuesto, esos donantes tampoco figuran en el Registro Español de Donantes de Médula Ósea (Redmo). Además, sin permiso previo, sacó fuera de España las muestras biológicas de unos 1.200 ciudadanos, que contactaron con la web de la fundación después de que ésta realizara un llamamiento masivo con el fin de encontrar un donante para un avilesino.
¿Conclusiones? Primero, y tal como reiteraron ayer la ONT y la Fundación José Carrerras –organización en la que la ONT delega el registro de donantes–, la actuación de DKMS en nuestro país es «ilegal». Y segundo, como afirmó Rafael Matesanz, director de la ONT, su intrusión pone en «grave riesgo» el sistema español de donación.

Llamada a la tranquilidad
Nuestro sistema funciona por altruismo: entre hospitales españoles, la captación de un donante no se factura; sin embargo, DKMS cobra por cada médula 14.500 euros. Mientras, nuestro país cobra 8.500 euros cuando exporta una médula al extranjero.

Matesanz afirmó ayer a Efe que la situación puede provocar otros «problemas serios». Así, recordó que donantes polacos están siendo trasladados desde su país a Alemania para llevar a cabo los trasplantes. Una situación insólita, pues conduciría a un «turismo de donación». Ante todos estos problemas, Matesanz se mostró ayer partidario de una normativa más «restrictiva» en España en lo que se refiere al trasplante de médula. Con todo, se está a la espera de un informe de la Abogacía del Estado para estudiar los pasos a seguir con DKMS. De momento, la fundación alemana –que reiteró ayer que trabaja acorde la normativa europea–ha presentado una querella contra la ONT por poner trabas a su actividad.

«Si hay una ley, hay que cumplirla. Y si quieren poner en marcha otro registro, hay un tema legal en el que no se han dado los pasos correctos», afirma Begoña Barragán. Así, AEAL se «alinea con Sanidad y el Redmo» en el conflicto. «Llama la atención», añade Barragán, «que el Estado tenga que pagar muestras de España porque se sacan fuera del país». Eso sí, la asociación de pacientes «lanza un mensaje de tranquilidad, porque tenemos un buen registro, conectado con las bases de datos mundiales».

Barragán cuenta que DKMS se puso en contacto con ella para trasladarle su preocupación sobre los «problemas» para encontrar donantes en España. «En nuestro país faltan donantes compatibles y no siempre es fácil donar, pues cada comunidad autónoma lo gestiona de manera diferente», añade.