Casa Real
Las nuevas cortinas del Palacio de La Moncloa por Carmen Gurruchaga
La vida de la familia Rajoy sufrirá importantes cambios, pero el matrimonio pretende que a sus hijos les afecte lo menos posible
El viernes 13 de enero fue la primera noche que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y su familia durmieron en el Palacio de la Moncloa y dejaron su vivienda de Aravaca. Les acompañaba un cachorro de raza pointer, que unos vecinos suyos habían regalado a los hijos del matrimonio Rajoy-Fernández y los enseres más personales que trasladaron en el último momento. El matrimonio quiso aprovechar las vacaciones de Navidad para habilitar la casa y llevar a ratos a los niños con el fin de que se fueran acostumbrado gradualmente a lo que va a convertirse en su hogar durante los próximos años.
Antes de su investidura, la familia Rajoy barajó la posibilidad de seguir viviendo en su domicilio, pero esa idea fue desechada principalmente por motivos de seguridad. De hecho, cuando el actual presidente del Gobierno fue ministro de Interior en el Gobierno de Aznar, no se trasladó a vivir al edificio del Ministerio. Durante el periodo navideño, Elvira Fernández visitaba La Moncloa para controlar cómo iban las labores de reacondicionamiento de la vivienda familiar, que han estado presididas por el concepto de austeridad o por el verbo reciclar. La esposa del jefe del Ejecutivo y sus hijos han aprovechado estas cortas incursiones en las que han pasado un tarde o una mañana para ir familiarizándose con las distintas dependencias de su nueva residencia. Y es que la vida cotidiana de la familia del presidente va a sufrir inevitables e importantes cambios, pero el matrimonio formado por Mariano Rajoy y Elvira Fernández pretende que a sus hijos les afecte lo menos posible.
Para ello, los niños mantendrán las mismas actividades que hacían hasta ahora y estudiarán en el mismo colegio con los mismos amigos y compañeros. Elvira Fernández no ha gastado un euro en muebles ni ha llevado nada de fuera, ni ha encargado nada fuera, excepto unas cortinas que encogieron al ser lavadas y hubo necesidad de reponerlas. Por lo demás, únicamente ha cambiado el papel y la pintura de las paredes, lo mismo que hace cualquier persona antes de entrar a vivir en una casa usada, pues es lo que más se deteriora junto con los suelos. Así que «Viri» ha aprovechado la necesidad de renovar las paredes para cambiar el color. Por ejemplo, ha quitado un papel granate y lo ha sustituido por otro de color piedra o blanco roto para que la casa resultara más luminosa. Ha mandado limpiar las alfombras y ha recuperado muebles muy valiosos que estaban desmontados en desuso y arrinconados en un almacén, que sólo necesitaban una bayeta con un poco de agua jabonosa y cera.
De ese mismo lugar ha rescatado lámparas muy bonitas que precisaban una buena limpieza para quedar estupendas. Según ha manifestado a LA RAZON una persona próxima a la familia del presidente «ha dejado la casa muy bonita, ella tiene mucho gusto y ha quedado muy bien; le ha dado más luz». De acuerdo con las mismas fuentes «ha quedado habitable».
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