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Mi cáncer VII luchar es vivir por Paloma PEDRERO

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Son ya varias las semanas que llevo en el hospital tras haberme operado de un cáncer que se complicó con una septicemia. Ahora ya os puedo decir que estoy en la vida. La lucha por no morir ha dado paso a la lucha por vivir. ¡Y eso es tan diferente! El fallo generalizado de mi organismo me llevó a aferrarme a la única fortaleza que me quedaba: la espiritual. Cuando mis pulmones dejaron de respirar, mi hígado de funcionar, cuando mi corazón se desbocaba hacia ninguna parte... entré en otro plano. Todas las negaciones de la vida, mi realidad negativa, el resentimiento, el orgullo, el desamor, desaparecieron de repente. Luchar contra la muerte te exige una humildad total desde la que puedes intuir que eres algo más que un puñado de células, prejuicios y actitudes. Cuando la muerte te planta la manaza encima, a tu alrededor, sólo queda luz. Lo único que importa es el amor. Por lo único que merece la pena vivir es el amor. Sólo cuando amo existo. Y mordí la manaza. Y resucité. ¡Qué difícil! ¡Qué complicado es volver a la puñetera realidad envuelta todavía en esa experiencia mística para descubrir que todo sigue igual: que la caca huele a caca, que la gente te grita creyendo que estar enfermo es ser sordo, que ciertas visitas sólo destruyen lo único que anhelas: el silencio. Eres como un cochecito circulando en sentido contrario por una autopista en hora punta. Todo a tu alrededor es furia y ruido. Mucho ruido. Atónita buscas cómplices, alguien que te entienda, y te envían a un psiquiatra. ¡Qué lástima! Qué lástima tener que vivir experiencias terroríficas para intuir lo que es la vida. Y la vida también es agradecimiento, ese profundo agradecimiento que siento por todos los que han estado conmigo mordiendo esa condenada manaza: desde el doctor Viamontes y su espléndido equipo de cirujanos, a todo ese maravilloso equipo que forman anestesistas, auxiliares, enfermeras, celadores y todo el personal del Hospital de la Princesa... Gracias también a todos los que, desde ahí, estáis siguiendo con cariño estos artículos. Me cuentan que en pocos días regresaré a casa...