Lisboa

La huelga general en Portugal llena de contrastes

La jornada de huelga general en Portugal presentó hoy enormes contrastes tanto entre los diferentes sectores afectados como en las protestas convocadas en varias ciudades, en línea con lo ocurrido en las últimos paros que ha vivido el país.

La policía carga contra los manifestantes frente a la sede del Parlamento luso
La policía carga contra los manifestantes frente a la sede del Parlamento lusolarazon

Los miles de personas que se juntaron frente al Parlamento en Lisboa poco tenían que ver con los apenas cuatro manifestantes que varios medios contaron en la ciudad de Bragança, igual que las fuertes perturbaciones del transporte público no se correspondieron con la apertura de la gran mayoría de comercios y restaurantes.

Una vez más, la jornada concluyó sin que el Gobierno conservador o los representantes de los trabajadores aportaran cifras concretas sobre el seguimiento del paro, como es tradicional en este país, y el sindicato convocante, la central comunista CGTP, se limitó a calificar la huelga como "una de las mayores".

En las calles de Lisboa, pese a ser la ciudad más afectada por el paro, el principal indicio de la protesta a primera hora del día eran los problemas del transporte urbano. El metro de la capital cerró y el de Oporto y los autobuses de las principales áreas urbanas redujeron el servicio, que quedó reducido a mínimos en los trenes de cercanías, aunque taxistas como Joao Baptista no notaron un mayor número de clientes.

"Muchos parece que busquen no trabajar. Parar no sirve para nada, la austeridad seguirá y se pierde un día de sueldo. La culpa es de los gobiernos anteriores, que nos condujeron a esta situación", resume a EFE un ciudadanos de nombre Baptista, próximo a las tesis más conservadoras de Portugal.

Una opinión muy distinta da Basilio, como se identifica un estudiante de oposiciones de Málaga (España), desempleado a los 27 años, que acudió hoy a la manifestación ante el Parlamento luso envuelto en una bandera de la República española claramente visible en las transmisiones de las televisiones lusas.

"No es cuestión de países, hoy somos varios pueblos de Europa los que nos unimos contra unas políticas injustas, impuestas por alguien que nadie ha votado. Estamos en manos de los bancos", denuncia.

Y precisamente los bancos fueron de los establecimientos donde la huelga de hoy se sintió poco en Portugal. El comercio y el sector de los servicios desarrollaron su actividad con bastante normalidad, aunque en algunas sucursales bancarias se pudo ver mayor seguridad de la habitual.

Los empresarios denunciaron casos de sabotajes a cerraduras y algunos establecimientos optaron por cerrar sus puertas solo cuando iban a pasar manifestantes ante el escaparate.
El impacto de los paros en la industria fue menos notable, según las informaciones de los medios lusos, que en anteriores ocasiones, pero, por contra, la huelga paralizó los servicios de recogida de basuras de varios municipios, incluida Lisboa, y mantuvo inactivas a muchas escuelas y universidades.

La Federación Nacional de Profesores (Fenprof) estimó que la cifra de colegios que no impartieron clase triplicó la registrada en la última huelga, celebrada en marzo de este año.
También se notó la huelga en los hospitales, donde funcionaron servicios mínimos pero, según los sindicatos, paró más de la mitad de los enfermeros, uno de los gremios más descontentos con las reformas sanitarias realizadas para reducir gastos.

El carácter pacífico de la marcha convocada por la CGTP en Lisboa contrastó igualmente con las cargas policiales que tuvieron lugar tras el mitin sindical de cierre frente al Parlamento, motivadas por el lanzamiento de piedras por un grupo de manifestantes.

El carácter violento de esos enfrentamientos, con varios heridos y detenidos, llamó la atención en Portugal, donde no son frecuentes esos disturbios pese a la muchas protestas convocadas en los últimos dos años contra las políticas de austeridad.

Las medidas de ajuste incluidas en los presupuestos del Estado para 2013 son la razón que motivó la huelga general de hoy, tercera desde que Portugal pidió el rescate financiero de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), en mayo de 2011.