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Piragüismo/ La plata a cambio de las primeras palabras de su hija

La Razón
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LONDRES- Suso Morlán se cruzó con David Cal y cogió la medalla. La miró bien por ambos lados. «Es bonita», dijo eufórico. Es el premio a un gran sacrificio, que le obligó a dar de lado otras cosas inolvidables. El entrenador de David Cal tiene una hija de apenas un año que se llama Sofía, y los tres meses de encierro en Cervo, el lugar que encontraron que más se parecía a Eton Doney, donde prepararon el asalto final al podio aislados del mundo, le impidió compartir con ella algunos momentos únicos. «Si hubiera sido de cuatro años a cuatro años y tres meses, vale. Pero tenía nueve meses la última vez que la vi y cuando lo haga ahora tendrá un año. He tenido que ver por internet cómo empieza a andar y a hablar. Su madre me decía: "Te paso a tu hija", y yo contestaba, anda ya. Y escuché: "Papá"», rememora, y cada vez que lo recuerda las lágrimas aparecen en su cara. «Y todo para lograr la quinta», continúa.

Suso Morlán ha estado con David Cal en todos sus éxitos. Él y sus supersticiones, porque ambos tienen una serie de amuletos. Por un lado, están las pulseras amarillas de «Live Strong» de Lance Armstrong, que se compraron antes de Atenas y les dieron suerte. La de David no es la misma, ya que aquella la regaló, pero se pone otra que, por cierto, se olvidó en semifinales. «Tenemos nuestras manías. Yo seco la canoa con la misma toalla rosa. Incluso llevo los mismos calzoncillos y las mismas zapatillas, que sólo utilizo para estas ocasiones», reconoce Suso.