Cataluña

El personaje de la semana: Álvarez Cascos

La Razón
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Creí que se había muerto, Dios no lo quiera, o que se había retirado al Aventino a ganar dinero y gozar de su expansiva familia. Cuando el PP pasaba sus trances más amargos, en travesía del desierto y soledad parlamentaria, nadie le oyó, ni le leyó ni le vio. Ahora este asturiano de Madrid ha descubierto un futuro político en Oviedo como el canto del cisne. Cuando ejercía el mando dialogaba a tortazos verbales y rompiendo el mobiliario, y hoy se queja como doncella atropellada. Mariano Rajoy no le ha tratado como el despachó, vicariamente, a Aleix Vidal-Quadras en Cataluña. En todos los partidos otros principales han dado un paso al costado sin escandaleras. La política no es empleo estable o funcionarial, ni te dan excedencias o te reservan la plaza en propiedad. Quizá le requiera la derecha asturiana, pero fundar un partido regional-personalista daña al PP que tanto quiere y favorece a los socialistas de los que quiso ser azote. Si no se calma, su biografía tendrá un epílogo patético. Está en su derecho de hacer la política que le plazca, pero no de disfrazarse de María Goretti.