Argentina
Naranjito está superado
El undécimo puesto conseguido en el Mundial 82 era el mayor fracaso de un anfitrión en la Copa del Mundo. España cargaba con la maldición de Naranjito hasta que Suráfrica quedó eliminada en la primera fase de este campeonato. «La Roja» ya no era la peor. Era la señal de que algo grande esperaba, de que todos aquellos que quedaron en el camino tendrían su recompensa.
Éste ha sido el triunfo de Vicente del Bosque y de los técnicos que ayudaron a modelar a los héroes. Iñaki Sáez, Juan Santisteban, Ginés Meléndez y Miguel España, el preparador de porteros, los educaron en las selecciones inferiores. Ahí empezó a gestarse ese grupo de personas, futbolistas y competidores que ganan y se divierten juntos. Pero es también el triunfo de los que antes fueron derrotados. De aquella selección del 34, con Zamora, que llevaba camino de ser campeona hasta que Italia y Mussolini se cruzaron en su camino. De aquellos héroes del 50 que hasta ayer eran los mejores. Fueron cuartos, queda eso y el gol de Zarra a Inglaterra. De los que no pudieron jugar el Mundial del 54 por culpa de aquel «bambino», Franco Gemma, que decidió la clasificación por sorteo y sacó la bola de Turquía. De Di Stéfano, que se perdió por lesión el Mundial de Chile, y de Adelardo, que inauguró la tradición de goles anulados contra Brasil, que después ganó el campeonato. De Sanchis padre. Su gol contra Suiza en el Mundial 66 fue lo único que nos dejó aquel campeonato en el que Alemania y Argentina fueron mejores. Los que sufrieron el gol de Katalinski que dejó a España fuera del Mundial 74 también son campeones ahora. Como Cardeñosa, que falló aquel gol contra Brasil y ya nadie quiso acordarse de que puso el centro en la espinilla de Rubén Cano para que España jugara en Argentina 78. Como Juanito, que recibió un botellazo en la cabeza en aquel partido de Belgrado. Es la victoria de Camacho y su venda en la cabeza que ha repetido Sergio Ramos en este torneo. El triunfo que merecieron los cuatro goles de Butragueño a Dinamarca y los tres de Míchel a Corea que compensaron el del Mundial anterior contra Brasil. El que esperaba la nariz sangrante de Luis Enrique y el equipo del 98 que no pasó de la primera fase. El que impidieron Al Ghandour y su juez de línea en 2002 cuando dirigía Camacho, que ahora lo grita como comentarista. El triunfo construido por Luis Aragonés, que se atrevió a convocar a Cesc e Iniesta para el Mundial de Alemania. El triunfo de España.
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