Cataluña

El PP clave en Barcelona

La Razón
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Históricamente, Cataluña y Barcelona no han sido plazas cómodas para el Partido Popular. El nacionalismo catalán, más otros experimentos políticos como el tripartito, ha dejado durante años a los populares como los únicos representantes de los catalanes que, por ser catalanes, no renunciaban a ser españoles y a expresarse social y culturalmente como tales. No era una posición fácil, pero los dirigentes del PP nunca han cedido en esa reivindicación con la que se siente identificada parte del electorado. El avance popular en las autonómicas indicó que se iba por el buen camino y que su mensaje iba calando entre los ciudadanos que, lejos de complejos identitarios, vivían su catalanidad y su españolidad con absoluta normalidad. En estas elecciones autonómicas y municipales, el PP sigue siendo una pieza imprescindible para articular la política catalana desde los municipios. En concreto, en Barcelona, todas las encuestas coinciden en que la formación que lidera Alberto Fernández Díaz será decisiva para la gobernabilidad de una ciudad tan emblemática. Aunque según el sondeo de NC Report para LA RAZÓN da como favorito al candidato de CiU, Xavier Trias, con 16 concejales, seguido por la lista del PSC que encabeza Jordi Hereu, con 12 concejales, ninguno de ellos obtendría la mayoría absoluta, establecida en 21 concejales, para gobernar en solitario. En este escenario entra el PP con fuerza, puesto que lograría 7 concejales, por lo que se convertiría en la llave para decidir la composición del nuevo consistorio. Durante la campaña electoral, Alberto Fernández Díaz ha dado sobradas pruebas de madurez política. Mientras sus adversarios se han dedicado a atacar con inquina a los populares, Fernández Díaz, en sintonía con la dirección general, ha evitado dar la réplica y, a cambio, ha ofrecido una batería de propuestas para explicar su modelo de ciudad basada en la austeridad de los recursos municipales sin mermar las partidas en gastos sociales ni en seguridad.

A Alberto Fernández Díaz se le presenta el reto de saber administrar su papel decisivo en el consistorio barcelonés. Los nacionalistas de CiU, liderados por Xavier Trias, han realizado en estos días de campaña electoral algunos guiños al voto independentista con ocurrencias como, por ejemplo, desmantelar la sede del Banco de España en Barcelona, llamar a José Montilla «inmigrante», además de haberse mostrado partidario de hacer consultas soberanistas. Evidentemente el modelo para Barcelona que propone Alberto Fernández Díaz está en las antípodas del nacionalismo y de estas iniciativas, que poco tienen que ver con la política municipal y sí con motivaciones ideológicas. Por coherencia política debe poner a sus concejales al servicio de un reto que se sabe que no es fácil: evitar la posibilidad de que el Ayuntamiento de Barcelona caiga en manos nacionalistas, ya que se impulsarían y reforzarían políticas tan dañinas para la sociedad barcelonesa como el reglamento lingüístico de Barcelona, que relega el castellano en la vida pública. La realidad es que, a partir del lunes, Fernández Díaz puede tener la llave del futuro de Barcelona y sabrá qué puertas abrir y cuáles cerrar.