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El gas natural mueve madrid

La Empresa Municipal de Transportes cuenta con una flota de 2.100 autobuses. De ellos, 420 funcionan con el combustible fósil que menos CO2 emite, pues reduce las emisiones hasta un 20% 

El gas natural mueve madrid
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Visten de azul, algunos de ellos de amarillo –los últimos en llegar–; forman una gran familia de más de 2.000 miembros; son cómodos, eficientes y sostenibles; Y están en cada calle, en cada esquina de la capital de España... No es una adivinanza... Son los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT), sociedad anónima propiedad del Ayuntamiento de Madrid encargada de prestar el servicio de transporte público urbano colectivo de superficie de la ciudad.


Pero los autobuses que circulan por la capital española bien podrían vestirse de verde, pues la EMT ha mostrado en los últimos años un claro compromiso ambiental para reducir el volumen de gases contaminantes emitido por sus vehículos. ¿Cómo? El secreto está en el empleo de energías alternativas: de los 2.100 autobuses que componen la flota de la EMT, 1.665 funcionan con biodiésel, 420 con Gas Natural Comprimido (GNC), 5 con bioetanol y 20 son de propulsión eléctrica. «El empleo de estas fuentes y sistemas respetuosos con el entorno logra una disminución global de contaminantes estimada en un 20 por ciento, frente a combustibles fósiles tradicionales», afirman fuentes de la Dirección de Ingeniería de la Empresa Municipal de Transportes.

Gas natural, apuesta de futuro
Sin embargo, según el tipo de carburante empleado, las cifras de reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) pueden multiplicarse positivamente. «La contaminación en destino de los vehículos eléctricos es cero; en el etanol, por ejemplo, ronda el 70 por ciento, mientras que en el biodiésel puede llegar hasta el 15 por ciento», explican desde EMT. Pero la palma se la lleva el GNC, ya que, según los expertos, puede considerarse como la solución más factible y competitiva, ya que la propulsión eléctrica es aún dudosa en grandes series, al menos hasta dentro de un tiempo. «En concreto, el gas natural reduce los óxidos de nitrógeno en más de un 85 por ciento y prácticamente no emite partículas; además, disminuye las emisiones de CO2 entre un seis y un 20 por ciento», puntualiza María Luisa Delgado, directora de la Cátedra de Ecotransporte, Tecnología y Movilidad de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
La contaminación de una gran ciudad también se mide a nivel acústico, de ahí que en las últimas adquisiciones de autobuses la EMT imponga a los fabricantes que entreguen vehículos con sonoridad inferior a lo permitido por la ley. Los autobuses de GNC producen menos ruido, de ahí que se esté incrementando la flota de este tipo de automóviles.
La sostenibilidad no acaba cuando el motor del autobús se apaga, pues los servicios de limpieza de los vehículos se pueden considerar ecológicos. Parte del agua usada en el lavado exterior del autobús, donde se gasta algo más del 60 por ciento del total de agua consumida en cada centro de operaciones, es reciclada. «En concreto, estos sistemas de reciclado consiguen recuperar hasta el 85, 68 y 75 por ciento del agua utilizada en el lavado exterior de los autobuses en los centros de Sanchinarro, Entrevías y Carabanchel respectivamente», puntualizan fuentes de la EMT.
La política de respeto al medio ambiente también llega al usuario final. Con el simple gesto de subir en un autobús de la EMT y dejar el coche particular el usuario aporta su granito de arena. Un granito que no resulta nada desdeñable, pues «un autobús emite entre tres y cinco veces menos gases de efecto invernadero que un coche, por persona y kilómetro recorrido», tal y como afirma Sara Pizzinato, responsable de la Campaña de Transporte y Cambio Climático de Greenpeace España. La cifra es clave, pues los vehículos de la EMT recorren todos los años más de cien millones de kilómetros por la ciudad.


La Empresa Municipal de Transportes explota un total de 216 líneas. De ellas, 170 son diurnas; 7 son líneas universitarias que sólo prestan servicio en periodo lectivo; 26 son líneas nocturnas convencionales; 12 son nocturnas de «metrobúhos» (que sustituyen a la red de Metro las noches de fines de semana y vísperas de festivos) y una línea especial Exprés Aeropuerto, la última en incorporarse a la lista y que une Barajas y el centro durante las 24 horas del día a través de vehículos de GNC. La flota de la empresa pública, considerada por méritos propios como una de las más modernas de Europa, tiene una media de vehículos que no llega a seis años de antigüedad.
La accesibilidad de los pasajeros es otra de las grandes apuestas de la EMT. El cien por cien de la flota es de piso bajo y dispone de rampa para acceso de minusválidos y, además, todos los autobuses adquiridos por la empresa pública desde 2008 cuentan con otros elementos y facilidades que garantizan la accesibilidad universal: sillita fija para bebés, asientos ergonómicos con preferencia para personas con movilidad reducida, barras y asideros en colores de fuerte contraste cromático concebidos para usuarios con capacidad visual deteriorada, sistemas de información acústica, etcétera.


La tecnología es una gran herramienta para cumplir con las expectativas de sostenibilidad, accesibilidad y comodidad. Entre los numerosos avances y proyectos tecnológicos emprendidos por la EMT en los últimos años destaca la incorporación de un sistema de video vigilancia permanente en toda la flota. Este dispositivo permite, a la vez, ofrecer un servicio gratuito de conexión a internet vía WiFi a los usuarios. También se ha desarrollado un portal móvil multi-idioma con aplicaciones compatibles con la mayoría de los teléfonos de última generación.


Detrás de todo ello está el principal activo de la EMT: su capital humano, formado por 8.055 trabajadores que hacen posible que, cada día, más de un millón y medio de viajeros llegue a su destino de un modo rápido, ágil, eficaz y cómodo.
«Hoy en día el transporte público de la ciudad de Madrid puede considerarse muy bueno, capaz de competir con el vehículo privado. Sin embargo, hay que seguir trabajando duro para que la mayoría de viajeros se desplace en transporte colectivo, pues el autobús tiene ventajas ecológicas, económicas, políticas y sociales», concluye Pizzinato.