Barcelona
Fernando Trías de Bes: «La tinta es buena para el corazón»
Con firma propiaProfesión: economista y escritor.Nació: en 1967, en Barcelona.Por qué está aquí: presenta su novela «Tinta» (Seix Barral), un homenaje fantástico al mundo del libro.
–«Tinta». Dicen que su novela se lee con el corazón. ¿Es cardiosaludable?
–Sí, no da sustos. En general, la tinta es buena para el corazón.
–Trata sobre un libro maravilloso: el que lo explica todo, la razón de la sinrazón, el origen de todas las cosas. ¿Existe un libro así?
–No. Es una quimera. La gran respuesta no existe, pero su búsqueda tiene sentido. Quizá sea ése el sentido de la vida.
–No existe la gran respuesta. ¿Sí la gran pregunta?
–Claro. ¿Qué hay después de la muerte? Yo creo que nos fundimos con el Gran Todo, como creía Schopenhauer.
–No sólo se imprimen libros con la tinta: también el dinero.
–El dinero es confianza impresa.
–Dicen que ahora la confianza está por los suelos...
–Está rota por la falta de regulación. Hemos jugado un partido sin árbitros ni reglamento. Necesitaremos tiempo para curar a los lesionados.
–Asegura uno de sus personajes que los escritores son unos inconscientes...
–No perciben la realidad más que a retazos, están al margen de la sangre de la actualidad. Quizá porque lo que vivimos es demasiado fuerte y no deja espacio a la ficción.
–Y añade su personaje: «Ni tan siquiera intuyen que no dicen nada nuevo».
–Desde los griegos, poco nuevo se ha dicho. En el fondo, los escritores no hacemos más que refritar. Cambia el estilo, la voz, la visión... Poco más.
–Habla de la inutilidad de la literatura.
–No creo que los libros nos cambien la vida, pero nos ayudan a vivir. La literatura tiene sentido porque es herramienta de búsqueda, de duda.
–Afirma José Emilio Pacheco que se escribe en legítima defensa. ¿De qué se defiende usted?
–De mis propios miedos.
–Hablando de miedos: ningún economista ha acertado en este caos...
–Los economistas hemos jugado a adivinos, y no se puede jugar a eso cuando todo es imprevisible. El hombre es imprevisible.
–Llueven profecías apocalípticas. ¿Siente pánico?
–No siento pánico ante el futuro. No nos vamos a hundir. Hemos pasado crisis peores. Además, el pánico es irracional.
–Hay mucho pesimismo...
–Sí, nos hemos vuelto un poco mediterráneamente histéricos.
–En fin, ¿desaparecerá la tinta?
–No. Se editará menos y mejor. Sobrevivirá.
–Sobre todo, comentan, la tinta china...
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