Atenas

La UE rebaja las exigencias a Grecia para evitar la quiebra

Juncker sugiere por primera vez la reestructuración de la deuda helena. España pondrá 3.200 millones del rescate de Portugal

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Bruselas- La realidad de la crisis siempre ha ido dos pasos por delante de la agenda de los dirigentes europeos. Y el encuentro de los ministros de Finanzas de la eurozona ayer en Bruselas, el llamado Eurogrupo, exigió a los presentes una vez más acelerar el paso. Como estaba previsto, los socios del euro aprobaron el rescate de 78.000 millones de euros para Portugal –España aportará alrededor de 3.200 milllones–, cuyos plazos y medidas de ajuste negoció el Gobierno luso hace dos semanas con los enviados de la troika de la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo.
Sin embargo, la principal fuente de preocupaciones continúa estando en Grecia. Por eso, el presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, dijo que el país debe tomar «medidas urgentes» para alcanzar el objetivo fiscal de este año. Para ello, los socios han pedido a los griegos más medidas, así como incrementar el volumen de las privatizaciones prometidas por valor de 50.000 millones.
Este nuevo tijeretazo puede no ser suficiente, por eso Juncker añadió que «no excluiría» al final del camino además una renegociación de la deuda a través de un alargamiento de los plazos de devolución a los tenedores de bonos griegos (reprofiling, en inglés), reconociendo en público por primera vez una reestructuración de la que hasta hace poco los europeos huían como de la peste.
Más ayudas
Casi un año y medio después de arrastrar al euro a su mayor crisis existencial, derribando en su caída a Irlanda y Portugal, y tras un rescate de 110.000 millones de euros para evitar que un país del euro no cumpliera sus compromisos con sus prestamistas, la tragedia griega se ha cerrado con el derramamiento de sangre de los clásicos atenienses.
A pesar de haber recortado su déficit un 6% desde 2009, los griegos son incapaces de volver a un crecimiento robusto, y con una deuda que se espera que alcance este año el 157,7% del PIB, el Gobierno de Yorgos Papandreu no puede remontar el vuelo. Para terminar su plan, los europeos esperan al informe que la troika redacte tras su visita en Atenas, donde están revisando las necesidades financieras de los helenos.
Horas antes del Eurogrupo, la Comisión Europea ya preparó el terreno para la posible reestructuración de la deuda, tabú hasta hace poco por suponer un golpe mortal para la solvencia del euro.
«Un reperfilamiento de la deuda (reprofiling) no es una reestructuración», argumentó el portavoz comunitario, Amadeu Altafaj. De esta manera, el portavoz de Asuntos Económicos tomó la iniciativa en la batalla conceptual, para cuando llegue el momento de vender lo que ya, para muchos, parece la opción más probable ante el enorme endeudamiento de los griegos.
Aunque la CE no quiere considerar este «reprofiling» como una quita, por el terremoto financiero que ha vaticinado que abriría en la eurozona, los expertos coinciden en señalar que un alargamiento de los plazos supone una reestructuración en toda regla.
Como medidas intermedias alternativas, los socios del euro manejan mejorar las condiciones de los 110.000 millones que tiene prestados a Grecia, o aumentar el montante con hasta 60.000 millones de euros.
Sin embargo, para algunas voces, sobre todo las que llegan desde Berlín, todos estos bálsamos son ineficaces para salvar una economía en la que la única cura posible es la amputación, o sea, una quita de su deuda.


El problema está en Atenas
- Los 110.000 millones de euros acordados para rescatar la economía griega pueden no ser suficientes. La UE ha dejado pendiente de aprobación un segundo plan de ayudas.