Barcelona
Un paseo por el terror de Anatole France
La Revolución Francesa no ha sido un tema que haya inspirado grandes novelas en su país, con la excepción de France.
Casi al final de su vida, después de una carrera dedicada totalmente a la literatura, el escritor francés Anatole France decidió dedicar una novela a la Revolución Francesa. El resultado final fue «Los dioses tiene sed», una obra que acaba de reeditar Barril y Barral, y que nos recupera uno de los mejores textos de quien fue ganador del Premio Nobel en 1921. La novela narra la aventura de Gamelin, un mediocre pintor, que vive en primera persona el llamado período del Terror y que acaba en un tribunal revolucionario.
Vigencia
La nueva edición de «Los dioses tiene sed», traducida por Luis Ruiz Contreras, cuenta con un epílogo del escritor y traductor Xavier Roca-Ferrer, un confeso entusiasta de la obra de France, siendo él mismo quien animó a Barril y Barral a volver a llevar a las librerías este clásico de la narrativa. Roca-Ferrer, en declaraciones a LA RAZÓN, explicó que esta novela «tiene hoy en día una vigencia total. Sorprende por su modernidad, algo que no se puede decir de toda la producción de France, pero aquí es muy afortunada tanto por el punto de vista de la obra como por la construcción de los personajes». Añadió que «no se puede olvidar que Milan Kundera, en su libro "Un encuentro", habla de cómo le impactó esa novela de France, un autor que había sido un ídolo, pero que acabó siendo olvidado con la llegada de André Breton».
Para Roca-Ferrer, no deja de ser sorprendente que un acontecimiento histórico de la talla de la Revolución Francesa, con todas sus consecuencias a corto y largo plazo, no haya dado grandes obras maestras en el terreno de la creación artística. «No ha habido un Tolstoi, un Beethoven o un Goya. France toma un tema que ha sido un tabú en su país porque en él hay muchas miserias. Él presenta un problema: el de la historia de un pobre hombre que, a través de su compromiso intelectual, se acaba convirtiendo en un monstruo. Kundera dice que es la primera novela que explica de manera truculenta hasta dónde puede llegar un compomiso intelectual mal entendido», explicó el especialista.
Anatole France escribió «Los dioses tienen sed» por encargo de una editorial que le propone que se embarque en una novela histórica, un género que no había tocado hasta ese momento. Según Roca-Ferrer, el escritor en un primer momento «quiso hacer algo relacionado con la Inquisición en Francia, aunque no sabemos sobre qué época. Pero toma conciencia y en vez de la Inquisición eclesiástica prefirió hacerlo sobre la secular. De esta manera se avanzó a otras inquisiciones del siglo XX y que aún permanecen como son las de Irán o China».
No se puede olvidar que en su infancia, France vivió rodeado de la Revolución. «Su padre era un librero de viejo que estaba especializado en esa etapa de la historia de Francia y vendía libros y folletos sobre esos hechos. Aparte no deja de ser curioso el contraste que suponía que el escritor era republicano y su padre monárquico», concluyó Roca-Ferrer.
El predecesor de Vasili Grossman
Roca-Ferrer considera que el lector actual de «Los dioses tienen sed» se encontrará con una historia muy amena, con un trasfondo histórico que se explica muy bien, «teniendo la virtud de adentrarse en la pequeña historia, la de las calles. Los grandes nombres no aparecen. Es muy cercana y, como Vasili Grossman en "Vida y destino", se reviven las inquisiciones seculares, con un ambiente de miedo. Es el inicio de un ciclo con una inquisición que de alguna manera está ligada con un gobierno progresista».
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