Caso Faisán
Justos por pecadores
Resulta inaudito e insostenible que el Cuerpo Nacional de Policía, cuyos efectivos humanos se han jugado la vida en la lucha antiterrorista –muchos la perdieron– se vea salpicado por un delito tan grave como el de colaboración con banda armada, y que los entonces ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, y secretario de Estado para la Seguridad, Camacho, se consideren libres de toda responsabilidad. ¿Qué sentirá este colectivo tan castigado por el terrorismo al ver manchada su impecable trayectoria?, ¿y los amigos y familiares de los policías asesinados por intentar librar a España de ETA, al demostrarse que el que fuera Director General de la Policía española, García Hidalgo, está procesado por colaborar con terroristas y que sus superiores se laven las manos y ni se pronuncien? Todo el mundo sabe que altos cargos policiales no toman decisiones como la del «Caso Faisán», que alertó a la cúpula financiera de ETA de que iba a ser detenida, sin órdenes de arriba. De hecho, existieron llamadas el 3 y 4 de mayo de 2006, justo cuando se produjo el chivatazo a los etarras que les permitió escapar a tiempo, entre García Hidalgo y Camacho, aunque éste lo negara ante la jueza antiterrorista Le Vert. Luego el hoy Ministro del Interior mintió a la Justicia. O alguno de los tres procesados tiene el arrojo de Amedo, o una vez más pagarán justos por pecadores.
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