Barcelona

Rajoy quiere poner coto a los privilegios de los parlamentarios

Ensalza la unidad del PP y hoy se ofrecerá como presidente de todos los españoles

Los jóvenes del PP obsequiaron a Rajoy con una fotografía de su orla de graduación
Los jóvenes del PP obsequiaron a Rajoy con una fotografía de su orla de graduaciónlarazon

A Mariano Rajoy le está saliendo el cónclave que no pudo celebrar en Valencia. Hoy hablará como el líder político que se ve ya en el palacio de La Moncloa, más desde el sentido de hombre de Estado que en el detalle programático, según confirmaban anoche fuentes de su entorno. Hoy también se presentará como líder de un partido integrado por mujeres y hombres de toda España, que son concejales, dirigentes o militantes, y a los que urgirá a salir al encuentro con una mayoría social para hacer realidad «el proyecto Rajoy para España». No le escuchará en directo la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que en la tarde de ayer regresó a Madrid para cumplir con «compromisos personales».

Ayer Rajoy salvó la jornada con una propuesta que llega al ciudadano, populista, sí, pero muy eficaz, para hacer creíble la promesa de ejemplaridad en el gasto. En los próximos días, anunció, planteará en el Congreso la revisión del sistema de pensiones de los diputados y senadores y «la eliminación de aquello que pueda suponer un privilegio con respecto al resto de los españoles».

Es una iniciativa que está por redactar, pero que, en cualquier caso, fue el sonoro golpe de efecto que faltaba para completar el mensaje de reconciliación de Aznar con el partido, y del partido con Aznar, y para poner música al «cambio».

El sistema de pensiones parlamentarias reconoce el derecho a cobrar un complemento hasta llegar a la pensión máxima a partir de los 7 años de presencia en la Cámara. Es una prerrogativa pensada para la Transición, básicamente para que los políticos en el exilio no se encontraran en la indigencia, y hoy sigue en vigor aunque su aplicación es excepcional. A partir de los 11 años como diputado, el actual modelo reconoce el derecho a un complemento hasta llegar al cien por cien de la pensión máxima. De los 3.609 diputados y senadores que ha habido a lo largo de la democracia, la cifra de complementos aprobados es de 70, según José Bono, aunque otras estadísticas reconocen 80.

El PP plantea ahora equiparar el modelo parlamentario con el del resto de ciudadanos, con la excepción de aquellos que no hayan alcanzado el mínimo que da derecho a cobrar una pensión, como es el caso de Santiago Carrillo. «Se trata de hacer que de cara al futuro, las pensiones de los parlamentarios sean lo más normales posibles», aclaró la portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, en declaraciones a este diario.

Para ello, registrará una proposición no de ley para su debate en Pleno, y una vez aprobada debería vincular a la Mesa de la Cámara a introducir las modificaciones pertinentes. El órgano rector rechazó hace varias semanas una iniciativa de UPyD en esa dirección. Sáenz de Santamaría advierte de que Rosa Díez se equivoca al vincular la revisión de las pensiones parlamentarias con el Pacto de Toledo, porque los complementos hasta ahora vigentes no son a cargo de la Seguridad Social, sino que los pagan las Cortes Generales.

Rajoy sale de la Convención con todo el partido sometido a la estrategia y a la doctrina oficial, y él mismo jaleó ayer esa unidad interna casi al mismo tiempo que el ex ministro Francisco Álvarez Cascos daba otro paso en su carrera electoral en solitario. Pero la suerte en esta ocasión está tan de parte del líder del PP que el Plenario ovacionó espontáneamente a la candidata oficial asturiana, Isabel Pérez-Espinosa, durante su intervención.

«El PP está absolutamente unido, con todos tirando en la misma dirección», proclamó Rajoy en un encuentro con jóvenes del partido, entregados a su causa, que no le pusieron en ningún aprieto político y que le dieron pie a vender su lado más cercano y personal al hablar de la familia, de la mala imagen de los políticos, del deporte y de sus ventajas para el equilibrio mental, o de la importancia de la educación y de la formación. No se mojó en clave política, pero sí dio juego en el terreno de la anécdota.

«Cuando a uno le va bien surgen amigos por doquier; y cuando a uno le va mal, el teléfono no suena nunca, pero la familia está siempre», arengó a las Nuevas Generaciones, glosando a Pío Cabanillas padre. Al hilo de la familia, el líder popular confesó lo mal que lleva su hijo mayor, de 11 años, tener el padre que tiene. «Llamarte Mariano Rajoy y tener 11 años posiblemente es complicado; y probablemente lo será más en el futuro». Para confortar al niño al que le molesta no poder andar por la calle sin que les paren, o al que incomodan las críticas que su progenitor recibe, el consejo es: «Yo le digo que mire lo que pasa con Mourinho, hay quien le pone verde y otros, como tú, hablan muy bien de él».


Vacaciones y pensiones
- Las pensiones de los diputados y senadores provocaron la ira de numerosos ciudadanos. LA RAZÓN ya denunció el pasado 13 de enero que Sus Señorías no tenían ninguna intención de cambiar unos privilegios que les permiten asegurarse casi el máximo subsidio con trabajar siete años en la Cámara. Rajoy las equiparará con la de los ciudadanos de a pie.
- Otro de los privilegios impopulares del que gozan los miembros de las Cámaras y que también denunció LA RAZÓN, son sus excesivas vacaciones: en enero, en julio, y debatían tener más.


Un cónclave con aroma a victoria electoral
 Ha sobrado gente y faltado espacio en algunas ocasiones. Ha habido más gestos para consumo interno que para el exterior. Y un buen rollo, con aroma a victoria electoral, que no hubo ni en el Congreso de Valencia ni en la Convención de Barcelona. «Hemos hecho lo que no supimos hacer en Valencia», decía uno de los protagonistas de una de las polémicas que marcaron aquel cónclave. Ha sido una Convención para hacer cercano al líder y vender la imagen de un partido que ha superado las heridas de la oposición.