Afganistán

«La ISAF sólo se dedica a patrullar»

El coronel Delawar Shah Delawar, jefe de la seguridad en Herat, se queja de que no ha habido «demasiados cambios» antes y después del traspaso de la seguridad a las fuerzas afganas en esta ciudad del noreste de Afganistán. Entre otras razones, esgrime Delawar, porque la ISAF «sólo se dedica a patrullar y no lleva a cabo operaciones contra los talibán». 

Un soldado afgano monta guardia en un centro de reclutamiento en la ciudad de Herat
Un soldado afgano monta guardia en un centro de reclutamiento en la ciudad de Heratlarazon

Si bien en Herat apenas se han registrado ataques, en otros distritos como Koshke Koha, Gulran, Chesht y Pasthun Zarghon hay una fuerte actividad insurgente. La única vez que las fuerzas de la OTAN lanzaron una ofensiva en esta provincia fue en octubre de 2009 para eliminar al líder talibán en la aldea de Siawashani después de que un IED estallara al paso de un blindado de la OTAN, y matara al cabo Cristo Ancor Cabello.

«Nuestras responsabilidades no han cambiado. Desde que ocupé este despacho hace tres años, la Policía se ha encargado plenamente de la seguridad». «En cualquier emboscada de los talibán, nunca hemos recibido ayuda por parte de las fuerzas extranjeras», se indigna el coronel, que detalla que cada vez que han solicitado asistencia, la respuesta ha sido la misma: «No podemos hacer nada hasta recibir la orden de nuestro Ministerio de Defensa», que suele tardar 48 horas.

«Los insurgentes no esperan. Atacan y huyen. No podemos perseguirlos porque carecemos de equipamiento militar. Únicamente, añade, «nos defendemos con las AK-47 y viejos RPG rusos». «La Policía ha sido ignorada durante la última década. Mientras el Ejército afgano tiene blindados, tanques, artillería y helicópteros de combate, la Policía se defiende con rifles de asalto», sentencia.

Según el coronel Delawar, la Policía de Herat sólo cuenta con dos helicópteros de transporte de tropas, sin artillería, que están guardados en uno de los hangares del aeropuerto de Herat, donde hay 500 soldados españoles.

«Nuestros hombres están bien entrenados, y gracias a la ISAF nuestros cuerpos de la seguridad son más profesionales. Pero el problema es que sólo hay 2.500 policías en toda la provincia de Herat, y en algunos distritos hay un solo agente vigilando en cada check post», lamenta el coronel.

Pese a la inversión millonaria de la ISAF para formar a las Fuerzas de Seguridad afganas, que a finales de año sumarán unos 306.000 agentes, el número de efectivos es insuficiente y sólo unos pocos están bien preparados.

A cinco kilómetros del aeropuerto se encuentra la academia de policía Adruskan, el centro de entrenamiento más importante de toda la provincia de Herat. Esta enorme base comparte con las tropas de la OTAN la formación de nuevos policías, pero solo una veintena de «elegidos» recibe un entrenamiento «expres» de ocho semanas en las instalaciones de la ISAF, mientras que de las aulas dirigidas por formadores afganos salen 82 nuevos policías nacionales cada cuatro meses y medio.

Los agentes formados por los «carabinieri» italianos pasan a la unidad de la Policía Nacional del Orden Civil (ANCOP, en sus siglas en inglés) para apoyar a la OTAN en aquellas áreas donde no hay presencia de la Policía Nacional afgana. Durante la instrucción, estos policías reciben una asignación mensual de 255 dólares, mientras que los formados por afganos cobran 20 dólares.

En 2011 los talibán han dejado en evidencia a las tropas internacionales, a la ISAF y a los mismísimos Servicios de Inteligencia de EE UU. Nadie ha sido capaz de predecir su nueva estrategia: atacar desde el mismísimo corazón de sus enemigos. La insurgencia ha desencadenado tal psicosis con los infiltrados que, incluso en los centros de reclutamiento de ISAF, han elevado las medidas de seguridad y la desconfianza es absoluta con los nuevos reclutas.

Los insurgentes derribaron el helicóptero aliado
La Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF) reconoció ayer que un ataque talibán es la causa probable del incidente en el que murieron 31 miembros de las fuerzas especiales de EE UU y siete militares afganos tras estrellarse el sábado un helicóptero CH-47 Chinook en la provincia afgana de Wardak. «Al parecer, el helicóptero fue atacado con un lanzagranadas por los insurgentes cuando transportaba a los militares y comandos estadounidenses a la escena de un enfrentamiento entre la ISAF y las fuerzas insurgentes», explicó la OTAN en un comunicado. Los militares participaban en una operación contra un dirigente talibán en el valle de Tangi, distrito de Sayidabad, en Wardak.