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Fincher comienza un nuevo «Millenium»

El libro de Stieg Larsson vendió en todo el globo más de 35 millones de ejemplares. A David Fincher («El club de la lucha», «La red social») no le intimidó la cifra, pero le interesó el guión cuando cayó en sus manos. Director amante de la soledad, no descarta (todo dependerá del favor que tenga en la taquilla este primera entrega) rodar la segunda y tercera partes. Por el momento, ha repetido con Rooney Mara, quién ya, y lo justifica, «es la mejor».

Fincher comienza un nuevo «Millenium»
Fincher comienza un nuevo «Millenium»larazon

 -¿Cómo definiría su versión de «Los hombres que aman a las mujeres»?
-Tal vez esté demasiado aislado, tenga excesiva confianza en mí o sea un sociópata, pero en mi trabajo siempre intento hacer lo que considero que es mejor para la película que estoy rodando. Desde que empecé con este proyecto decidí no preocuparme ni del libro de Larsson, ni de la versión cinematográfica sueca, que rodó en 2009. Yo estaba trabajando, y nada era más importante que eso.

-¿Es cierto que tuvo la posibilidad de dirigir el filme un año antes?
-Sí. Durante la postproducción de «El curioso caso de Benjamin Button», la productora Kathleen Kennedy me comentó que se había topado con un libro sumamente interesante. La historia de una bisexual que va en moto por Estocolmo y se dedica a hackear para ayudar a un periodista que trata de descubrir una misteriosa desasparición en Suecia. Le contesté que con semejante argumento nadie iba a querer rodar esa película. Simplemente me contestó que debía leerlo para opinar, y la verdad es que no le faltaba razón.

-Hizo después «La red social» y finalmente llegó a sus manos «Millenium».
-Así es. Había terminado aquel filme cuando la presidenta de Sony, Amy Pascal, me dijo que había comprado los derechos de la trilogía. Me pareció una idea interesante porque no es necesario ser un preadolescente de once años para convertirse en fiel seguidor de una saga.

-¿Sintió en algún momento que el estudio no entendía su versión?
-Para nada. Es cierto que tiendo a rodar producciones oscuras, pero es muy importante hacer el trabajo lo mejor posible y no ofender a nadie. Lo que digan de mí no me molesta en absoluto, quienes ha colaborado conmigo me conocen.

-¿Qué es lo que más le atrajo de la historia?
-Que es puro suspense; la peculiar relación entre los personajes de Salander y Blomkvist despertó en mí una enorme curiosidad. La forma en que conectan, cómo se entienden, cómo él la hiere y cómo ella permite que le haga daño.

-Háblenos de Rooney Mara y Daniel Craig, los actores que usted eligió como héroes de este filme.
-Rooney es una de las actrices más comprometidas que conozco, sensacional y tan diferente a las demás ,que me fue sorprendiendo durante el rodaje. Blomkvist representa al periodista clásico, y cuando decidí que lo interpretara Daniel Craig supe que quien le diera la réplica tenía que provocar al público. Salander está llena de odio, sin embargo, resulta vulnerable, un cóctel de sentimientos encontrados que Mara ha sabido representar de forma magistral. Me gustan mucho ambos y lo que quiero es que el público salga del cine pensando que quiere volver a ver a los dos en una segunda entrega.

-Con Rooney Mara ya trabajó en «La red social». Parece que fue un flechazo.
-Es curioso, pero todas los elementos que amamos de Rooney en el personaje de Érica en «La red social» son los mismos que destacan en Salander. Como actriz es inteligente, posee un gran registro y se entrega. No la contraté por haberla dirigido ya. Rooney participó en las audiciones como lo hicieron otras intérpretes y destacó por una razón simple: es la mejor. Necesitaba un rostro que el público no conociera, ya que en la historia ella es un misterio en el que el público se proyecta.

-¿Tiene pensado rodar las secuelas de «Millenium»?
-No lo sé. En este momento no está en mis manos, sino en las del público. Si la gente quiere ver la segunda y la tercera partes entonces lo haremos, pero hemos contar con la confianza de los espectadores.

-¿Ha sentido en alguna ocasión el aislamiento del triunfador?
-Es cierto que una vez que traspasas la frontera en la que dices adiós al anonimato te topas con gente que lo que más desea es dar un bocado a la manzana de tu éxito, y eso provoca desconfianza.

-¿Por qué le interesa tanto contar historias de vidas cruzadas con el arte y la soledad como trasfondo?
-Creo que cuanto más normales tratamos de ser y cuando intentamos seguir las reglas, más solos estamos. Estoy de acuerdo, creo que la soledad es un elemento común en todos mis filmes. La mayoría de las películas necesitan un héroe, alguien que rehúsa ser vencido cueste lo que cueste, y lo que le separa del resto por completo.

-¿Piensa en el público antes de embarcarse en un proyecto?
-Siempre, porque lo que más deseo es que la gente vaya a las salas a ver mi película. Lo más importante para mí es que disfruten.

 

Vence la tinta
Escribió la trilogía de «Los hombres que no amaban a las mujeres» como una reivindicación de claros tintes feministas y políticos. Lo hizo Larsson (en la imagen) bajo la cobertura de la novela negra. Pero esa escritura terminó resumiéndose en un personaje que cobra vida propia: Lisbeth Salander. La fuerza que posee este alma de tinta y papel está clara. La adaptación de Fincher pincha justamente en este punto: Rooney Mara no deja de ser maquillaje y peluquería. La versión sueca, con Rapace, poseía la suciedad que requería este espíritu rebelde. Y es que las dos estaban destinadas a enfrentarse. Fincher logra una estructura narrativa coherente, pero aparte de la nieve y el frío, eso podría ser Alaska. La sueca como filme, naufraga. Lo curioso es que ninguna es capaz de imponerse a un libro tan cinematográfico.