Brasil
Río +20 a la vista por Ramón TAMAMES
¿Recuerdan Vds. la «Cumbre de la Tierra» de Río de Janeiro en 1992? En aquella amplia Conferencia de las Naciones Unidas (veinte años después del iniciático encuentro de Estocolmo-72), se tomó conciencia verdadera de una serie de cuestiones decisivas para la biosfera. Más concretamente, de Río-92 surgió el Convenio Marco sobre Cambio Climático, que un lustro más tarde (1997), se completaría con el Protocolo de Kioto para frenar el calentamiento global; cuestión aún en vías de sustanciarse tras la última penosa 17ª Conferencia del Clima en Durban, en diciembre de 2011, que reseñamos hace pocas semanas en esta misma columna.
También en Río-92 se firmó la Convención sobre Biodiversidad, que ha tenido notables desarrollos, a fin de mitigar los efectos de la masiva y amenazante extinción de especies en curso. E igualmente se suscribió el convenio sobre bosques húmedos tropicales, con el propósito de detener la destrucción de la cubierta vegetal entre los paralelos de Cáncer y Capricornio, que alberga el máximo de biodiversidad.
En los veinte años transcurridos desde Río-92 se celebraron otras tres conferencias globales intermedias: Río+5 en Nueva York en 1997, Río+10 en Johannesburgo 2002, y otra vez en Nueva York la Río + 15 (2007). En esos tres encuentros, los resultados fueron más bien precarios, y por ello mismo, buscando la magia evocadora de Río-92, la próxima megaconferencia tendrá lugar, otra vez en la antigua capital de Brasil, del 20 al 22 de junio de 2012.
El objetivo de ese encuentro: «Renovar el compromiso del desarrollo sostenible, valorar su progreso hasta la fecha, identificar las lagunas existentes en su aplicación, y detectar los nuevos retos emergentes». En pocas palabras: economía verde y ajuste del marco de instituciones mundiales para conciliar al hombre con la naturaleza. Del tema seguiremos dando cuenta a los lectores de «Planeta Tierra».
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