Parlamento Europeo

Gordas por Sabino Méndez

 
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Hace muchísimas décadas, en su inolvidable artículo «Los derechos políticos de las gordas», Julio Camba decía que, a los españoles, la mujer les gustaba con muchos kilos y con pocos derechos políticos. La Historia reciente de nuestro país ha sido, socialmente, todo un camino educacional para invertir esa tendencia y me congratulo de ello. Pero ocupados en culminar ese proceso, creo que hemos dejado olvidadas dos posibilidades de esa ecuación que podía entregar la naturaleza humana. Como parecían las más desagradables, preferimos no pensar en ellas y no tenerlas en cuenta, pero ahora vuelven a aflorar con todos sus problemas. Me refiero a las gordas dictatoriales y a las flacas maltratadas. En el primer caso nos encontramos con muchos kilos acompañados de muchos supuestos derechos políticos y, en el segundo caso, pocos kilos y aún menos derechos. Las gordas dictatoriales han encontrado su refugio en las tertulias televisivas y las flacas maltratadas en las pasarelas de alta costura. Que hayan encontrado un techo que las acoja no significa que la situación sea deseable. En las tertulias la cosa mejora porque las flacas de tertulia son morigeradas, ponderadas, rigurosas y tratables. Pero en la pasarela la cosa parece irreversible porque gordas de pasarela ya no hay, para desgracia nuestra. A veces nos olvidamos que Marilyn Monroe, el más afamado sex-symbol de todos los tiempos, era una gorda con una gracia especial . Yo propongo que vaciemos las tertulias televisivas de tanquetas desagradables y reciclemos en «top models» a todas esas señoras vociferantes a través de los oportunos cursos de formación del Inem. El desembarco de tanto derecho político en la pasarela será algo digno de verse y, además, mejorará indudablemente la situación socio-política de la moda.