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Autonomías e identidad

La Razón
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La descentralización administrativa resulta positiva en sí misma, por lo que el Estado de las Autonomías debería ser beneficioso para el buen funcionamiento de la Nación. En cambio, la actual coyuntura obliga a una profunda reforma en nuestro sistema de gestión territorial por los numerosos problemas que plantea. Sólo la frena quien confunde autonomía con identidad y ve en cualquier cambio lógico un ataque a sus señas de identidad; sin tener en cuenta que la razón principal de la descentralización es de orden pragmático: aprovechar las sinergias sin pretender sustituir al Estado. Los alemanes lo vieron hace unos años y ahí están de nuevo a la cabeza de Europa. Llegaron a la conclusión de que en plena crisis, su modelo federal bloqueaba la adopción de las reformas necesarias, por lo que reorganizaron los landers, los agruparon, en unos casos, y, en otros, devolvieron al Estado transferencias en las que se producía una duplicidad de servicio y, consecuentemente, de gasto público. En España podríamos aplicar la lección y evitar el desajuste que provocan las prestaciones o servicios ofrecidos por partida doble y hasta triple No parece previsible que aquí, a diferencia de lo sucedido en Alemania, las dos grandes fuerzas políticas consensúen cómo llevar a cabo la transformación autonómica, pero sí podríamos aspirar a que la hiciera el PSOE solo o en compañía de otros partidos minoritarios, si no fuera porque sus socios actuales son nacionalistas que anteponen la identidad e independencia propia a una efectiva y constitucional descentralización administrativa.