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Sentirse en un cuerpo de 75 años para entender sus limitaciones

A través de un traje que limita ciertos movimientos motores, obliga a caminar encorvado y con dificultades para ver y oír, un equipo de científicos pretende mejorar la calidad de vida de la tercera edad.

Sentirse en un cuerpo de 75 años para entender sus limitaciones
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¿Qué se siente en un cuerpo de 75 años de edad? Es una pregunta que tiene respuesta o bien esperando a alcanzar esa edad, o a través de la última investigación realizada por «AgeLab». Al margen de la vertiente cómica de un científico pertrechado con aparatos en brazos, piernas, espalda y cuello para «experimentar» los obstáculos de la tercera edad, el estudio permitirá avanzar en diferentes campos para mejorar la calidad de vida de los mayores.

Además de conciencia a la sociedad para que entienda a lo que se enfrenta una persona septuagenaria, la tecnología ayudará a la mejora de los transportes públicos y espacios comerciales en los que la tercera edad se enfrenta a desafíos difíciles de entender para las generaciones más jóvenes. Sólo en Estados Unidos, las personas mayores de 65 años superan en número los 40 millones.

Los investigadores enviaron a estudiantes a diferentes tiendas para enfrentarse, a través del traje, con el reto de encontrar y coger de las estanterías –a menudo a baja altura- productos bajos en sodio, azúcar y grasa que son adquiridos por los mayores. Los estudiantes encontraron multitud de trabas para completar la tarea.

Experimentar la tercera edad
El «traje» desarrollado por el equipo es conocido como «Agnes» (acrónimo, en inglés, de «sistema empático de envejecimiento instantáneo»). Pretende replicar la destreza que se experimenta a partir de los 70, la reducción de la flexibilidad del motor y la vista.

«Nos hemos adaptado a los estudiantes y los hemos llevado al supermercado. Ellos encontraron que era muy difícil acceder a estos artículos en las estanterías. Eso es información valiosa que podemos tomar de nuevo a las organizaciones», asegura Rozanne Puleo, del equipo de investigación.

A través de un sistema de anclajes en el traje se imita la rigidez articular y hace que sea difícil caminar, las correas de las piernas limitan los desplazamientos, y un casco que hace que la cabeza sea forzado hacia adelante, similar al encorvamiento de la columna de un adulto mayor. Unas gafas amarillas y tapones en los oídos completan el equipo con las dificultades para ver y oír.

Además de «Agnes», AgeLab ha desarrollado «AwareCar» (un vehículo que monitorea el estado del conductor), «Miss Daisy» (un simulador de conducción utilizados para la evaluación de la distracción cognitiva y los efectos de la enfermedad y la medicación) y «Miss Rosie» (un Volkswagen Escarabajo que evalúa la capacidad del conductor y el funcionamiento del vehículo), entre otros.