París

Un viaje a ninguna parte a ritmo de cabaret

Actor por accidente, Mathieu Amalric venía rogando una oportunidad para ser él quien eligiera los encuadres. Cuando por fin la tuvo con este filme, Cannes le dio el visto bueno con el premio a la mejor dirección.

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«Es el regalo más hermoso. Sólo quería dirigir películas, lo de trabajar como intérprete fue algo que los demás vieron en mí, yo no era consciente de ello –asegura humilde–. He trabajado como ayudante de dirección, asistente de editor, atrezzo, todo tipo de labores. Fue muy emocionante para todos, por eso es que quiere que las chicas me acompañaran en el escenario del festival, y si la tripulación hubiera estado allí también».

Historias de «backstage»
Cuando dice las chicas se refiere a una «troupe» de orondas americanas a las que su personaje, un productor crápula de libro, las engatusa con la promesa de actuar con un espectáculo de burlesque en París, cuando, en realidad, les aguarda una gira por salones desvencijados de la ultraperiferia francesa. Sin duda, un pedazo generoso de su galardón se lo debe a este grupo de supermujeres con tanta chispa encima del escenario como en el «backstage», que es donde más enfoca la trama. «Todas tienen una formación muy diferente. Algunas estudiaron danza clásica y contemporánea. Otra trabajó en el punk y en el rock antes y aprendió a tocar el piano en la iglesia. Mimi, por ejemplo, viene de San Diego, trabaja en informática, y está completamente enamorada de la década de los 50. Todas tienen historias diferentes, pero son bastante profesionales».

Para colmo, Amalric clava su papel, tanto en el aspecto de usurero jefe de la tropa, como en el de padre desentendido al que le puede el peso de la culpa: «No tenía intención de protagonizar la película, pues quería sólo dirigir, y empecé a buscar candidatos para el papel. Pronto, el productor y el director de fotografía me dijeron que yo era el más indicado, pero seguí negándome. Tres semanas antes de filmar les dije: "Creo que tengo que ser yo"», concluye.

«Tournée». El «burlesque» de los perdedores
Director: Mathieu Amalric. Intérpretes: M. Amaltic, Miranda Colclasure y Suzanne Ramsey. Guión: M. Amalric, P. di Folco, M. Novais Teles y R. Valbrune. EE UU, 2010. Duración: 111 min. Comedia dramática.
 
«Tournée» se ensancha por los bordes, añade carriles que no van a ninguna parte, y esos carriles son los que ofrecen un paisaje más atractivo: la seducción de una cajera en una gasolinera, la deriva coral que termina en un hotel abandonado, el fin del mundo (o de un mundo). Como en el cine de Cassavetes –y en especial «The Killing of a Chinese Bookie», a la que «Tournée» rinde homenaje– en los márgenes está el tuétano del relato, la emoción sabrosa que matiza el impulso descarnado que define la relación entre los personajes. Hay un ángel de la guarda, ex productor de TV y representante de una «troupe» de «new burlesque» que vuelve de su exilio en EEUU para asegurar a sus protegidas una gira por Francia.

Es Joachim Zand (Amalric), arquetipo del perdedor clásico: fuma como un carretero, está divorciado, mezcla a sus hijos con cabareteras y fracasa al no hallar un teatro en París para su espectáculo. Es una historia tópica, pero Mathieu sabe tomarle el pulso, entiende sus arritmias y rompe las expectativas del espectador, que espera con ansia los números musicales de esas coristas autoparódicas para ofrecerle los gritos, los retazos, las bambalinas de la historia de una familia disfuncional. Si no fuera por el modo en que está contada, como a ráfagas, imponiendo sus digresiones, «Tournée» no sería más que una película sobre una pandilla de huérfanos que sueñan con una figura paterna. Ahora lo que hace es retratar el caos, el bullicio, la aleatoriedad de esa familia; y, sobre todo, el calor, la sensación de refugio.