Nueva York

Obama: «No nos atacó el islam fue Al Qaida»

Barack Obama intenta apaciguar la conmemoración de un 11-S que no ha cerrado todavía sus heridas

Obama en el monumento en recuerdo de las víctimas en el Pentágono/AP
Obama en el monumento en recuerdo de las víctimas en el Pentágono/APlarazon

Las campanas de Nueva York se volvieron a escuchar ayer en la Zona Cero para recordar a las víctimas de los ataques contra las Torres Gemelas en la conmemoración de su noveno aniversario. Pero también resonaron en el resto del país, en el aniversario del 11 de septiembre en que se ha desatado más división suscitada por la controversia sobre la construcción de la mezquita y la quema de coranes. El presidente, Barack Obama, el vicepresidente, Joe Biden, y la primera dama, Michelle Obama, se dividieron la agenda de actos conmemorativos entre los diferentes lugares de los siniestros. Obama estuvo en el Pentágono, Biden en Nueva York y la primera dama en Pensilvania.

A primera hora de la mañana de ayer el tributo a las víctimas y sus familiares recuperó el protagonismo de estas fechas, robado en los últimos días por el fanático pastor Terry Jones, que se trasladó el viernes por la tarde a Nueva York. Al llegar al aeropuerto de La Guardia, fue recibido por la Policía, que le ha seguido en todo momento durante su visita. Jones ha recibido más de cien amenazas de muerte. Ayer por fin prometió que «no habrá quema de coranes, ni hoy ni nunca».

 Desde el Pentágono, Obama pronunció un discurso plagado de referencias a la controversia y el espectáculo de fanáticos que ha tenido lugar durante los últimos días. «Puede que [los terroristas] busquen un conflicto entre diferentes religiones, pero los estadounidenses no estamos en guerra con el islam. No nos atacó una religión aquel día de septiembre. Fue Al Qaida», recordó Obama desde el Pentágono. Allí se estrelló el vuelo 77 de American Airlines en el que murieron 184 personas.

 «Nosotros condenamos la intolerancia y el extremismo en todo el mundo y defendemos los derechos fundamentales de todos los hombres y mujeres, también el derecho a practicar libremente su religión», recordó el presidente antes de que se celebrase una manifestación en contra de la mezquita de la controversia, ubicada a dos manzanas de la Zona Cero.

 Obama quiso apelar al carácter de los estadounidenses como nación. «El mejor homenaje que podemos hacer a las víctimas, nuestra mejor arma, lo que más temen nuestros adversarios, es seguir siendo lo que somos, renovar nuestro propósito común, seguir defendiendo el carácter de nuestra nación. Y no dejaremos que una pequeña banda de asesinos que masacraron inocentes definan lo que somos», apuntó. Sobre la grandeza de Estados Unidos, destacó que no les infunden miedo y que «no son rivales» dignos para ellos. «Y tampoco vamos a perder el optimismo que siempre nos ha caracterizado como pueblo», advirtió.

 Al acto de Shanksville (Pensilvania), donde se estrelló el vuelo United 93 con 40 personas, acudieron la primera dama, Michelle Obama, y la esposa del anterior presidente George W. Bush, Laura Bush. «Las víctimas venían de distintos lugares y tenías diferentes vidas, pero cuando llegó el terrible momento de tomar esa decisión imposible, todos mostraron una gran valentía. Llamaron a sus casas, explicaron lo que iban a hacer y les dijeron que todo iba a ir bien», recordó Michelle Obama en referencia a la revuelta a bordo de los pasajeros cuando supieron que el avión había sido secuestrado.

 Ya convertido en un ritual con la lectura de los nombres de las víctimas, el vicepresidente, Joe Biden, se desplazó con su mujer, Jill, a los actos de conmemoración de Nueva York. Allí, se encontró con el alcalde Michael Bloomberg y otras autoridades locales.