Barcelona
El gran Carlos por Francisco Marhuenda
Hace muchos años tuve la suerte de conocer a Carlos Sentís. Formaba parte de mis primeros recuerdos como lector de periódicos. Mi padre era un entusiasta seguidor de sus artículos y crónicas internacionales.
Era el último representante de una raza de periodistas extraordinarios. Había vivido tiempos tan convulsos como complejos. Una trayectoria que sería incomprensible sin tener en cuenta esa sucesión de vivencias que le permitieron establecer una crónica de ese periodo que aproximó la realidad del mundo a los lectores. Fue un corresponsal de gran calidad, finura y profundidad. Coincidimos en UCD, donde fue diputado y su presidente en Cataluña. Una vez concluida su etapa política, con el prestigio y elegancia que marcó su vida se dedicó otra vez al periodismo y la escritura.
Desde entonces coincidimos en infinidad de ocasiones. No puedo más que agradecer sus muestras de afecto. Era un gran señor de Barcelona. Culto, elegante y sencillo como siempre son las personas de calidad. Tras unos fructíferos años en política, regresé al periodismo. Tuve el honor de que en una comida institucional en la que un compañero me preguntó impertinente si mi opinión era como ex político o periodista, Sentís zanjará la discusión recordando que él también había sido político. El periodismo pierde a uno de los más grandes de su historia.
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