Alimentación

Lo que la Navidad engorda

Los españoles se enfrentan a la cuesta de enero con un sobrepeso de entre dos y cuatro kilos. ¿Las culpables? Las grandes citas culinarias que conforman la Navidad. ¿Es posible franquearla sin subir una talla –o dos– en enero? «Yes, we can»

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Galletas de jengibre: Michelle Obama es una abanderada de la dieta sana, aunque de vez en cuando se da algún capricholarazon

El 7 de enero es esa fecha fatídica en la que la báscula se ríe de la mayoría de los españoles –incluidos los de metabolismo envidiable– en venganza por todos los excesos gastronómicos cometidos en apenas dos semanas. La aguja indica entre dos y cuatro kilos de peso extra. No son cálculos aproximados. Lo ha dicho el secretario de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Además, pone el acento en que el periodo navideño ya no se limita a las fechas señaladas. Comienza mucho antes, cuando los supermercados llenan sus estanterías de turrones, polvorones, mazapanes y todo tipo de productos navideños.

En un intervalo de trece días, el calendario marca seis citas ineludibles con la mesa. A saber: la cena de Nochebuena, la comida de Navidad –cuando aún no se han digerido los postres de la noche anterior–, la cena de Fin de Año –copas incluidas–, el almuerzo de Año Nuevo –para los que se levantan con ánimo–, la chocolatada y el roscón pre Reyes y la comida del día siguiente. ¿Empachado sólo de pensarlo? Pues hay que sumar la cena de la empresa, las comidas con los amigos –en pos del exaltado sentimiento de la amistad– y los continuos viajes a la despensa para «comprobar» la calidad del turrón.

¿Se ha parado a pensar cuántas calorías se pueden consumir en cualquiera de estas citas ineludibles? Apunte.Momento aperitivo: un puñadito de almendras (64 calorías), dos cervecitas (110), 20 gr de lomo ibérico (32) y jamón serrano (59) con pan (45). Total: 310 calorías. Las mismas que debería contener una cena frugal y saludable.

Aún hay que llegar a la mesa y emprenderla con los langostinos (115) con mayonesa (240, a razón de 80 calorías por cucharada), el pavo en salsa (487), otra dosis de pan (45), dos copas de vino (115) y la tarta helada (240). Nuestro organismo ya se enfrenta a la tarea de metabolizar un total de 1.552 calorías.

Y quedan los cafés (26 calorías, si no se le añade azúcar), los turrones (130 por cada cuatro trozos), algún mazapán (20), dos polvorones (320), un licor digestivo (285) y, si la cosa se anima, un gin-tonic (310) y una copita de champán para el brindis (85). ¿Prefiere no sumar? Lo hacemos por usted: el temido resultado es de 2.728 calorías. Bastantes más de las que se deberían consumir a diario (entre 1.900 y 2.500 en el caso de las mujeres y alrededor de 2.600 en los hombres). Ahora, multiplíquelo por ocho ocasiones. Son más de 20.000 calorías extra que su organismo se ve obligado a almacenar en forma de los indeseados michelines.

No es de extrañar que la población española se enfrente a la cuesta de enero con sobrepeso. El verano está lo suficientemente lejos como para que no se extienda el pánico colectivo, pero, aun así, el «de hoy no pasa que me ponga a dieta» suele figurar, junto a la matrícula del gimnasio, en la lista de buenos propósitos que cada uno se propone al comenzar el año.


Dieta de entretiempo
¿Es posible franquear la Navidad sin ganar un solo gramo extra? La doctora María Dolores Madán, especialista en cirugía, nutrición y dietética de Santa Cruz de Tenerife, opina que sí y queno es tan difícil. «Si volviéramos a los menús de la abuela no habría problemas de sobrepeso; el error ha sido introducir en la dieta navideña alimentos propios de cumpleaños o de otras culturas, como los aperitivos y las tartas, que sumen una media de 2.300 calorías. Lo más peligroso es la mezcla del alcohol con los dulces, una asociación que dispara el índice glucémico, eleva la insulina y facilita la retención de las grasas». Como explica Madán, no son días para la restricción en la mesa: «Esto podría provocar episodios de bulimia en enero, y lo mejor es afrontar las citas culinarias con cabeza; Un buen truco es colocar en un plato los dulces que se vayan a consumir, en lugar de picar indiscriminadamente de la bandeja central. Otro: evitar los alimentos disparadores como el alcohol y los dulces en general. Son los que abren la veda y nos llevan a comer de más».

Pero en lo que más insiste la doctora es en realizar lo que se podría llamar «dieta de entretiempo». «Hay que tener en cuenta que las calorías extra tardan hasta tres días en instalarse en el adipocito y que durante los dos días posteriores a la comilona, ésta aún no se ha almacenado, por lo que es más fácil eliminarla. La clave está en hacer régimen de choque durante los tres días posteriores». ¿La dieta tipo recomendada? «Un desayuno a base de leche desnatada, kiwi y pan integral, yogures a media mañana y a media tarde, un almuerzo compuesto por verduras y carne a la plancha y una cena a base de caldo». El primer día habría que consumir en torno a 800 calorías, el segundo sobre 1.200 y el tercero llegar a las 1.500 (algo más en el caso de los hombres).

En cuanto a otras astucias para aligerar las comidas, como las pastillas saciantes o las que limitan la absorción de las grasas, de las que muchos abusan cuando llegan estas fechas, la doctora Madán es muy clara: «Siempre que se sea psicológicamente saludable y no haya problemas de fondo, son tácticas totalmente permitidas, y no tiene nada de malo recurrir al glucomanano o al Orlistat». Las barritas y demás sustitutivos «también son útiles para animar los días en los que se intenta compensar el exceso calórico», señala la doctora.



Cómo evitar algún kilo
1- Raciones «de diseño». Hay que probarlos, pero los embutidos, el mazapán y el turrón son menos peligrosos si se limitan.
2- En solitario. El pavo no engorda. Lo que sí lo hace es la salsa que lo acompaña y el pan que se moja en ella.
3- Nuevas tradiciones. Siempre se pueden sustituir las carnes grasas por las magras y los postres hipercalóricos por fruta.
4- No al «fast food». Hay que limitar las visitas a restaurantes de comida rápida.
5- Fomentar el desayuno. Evitará los picoteos innecesarios y los aperitivos más peligrosos.
6- Compra inteligente. Hacer la compra con el estómago lleno y limitándose a una lista.
7- Regularidad. Mantener los mismos horarios que seguimos el resto del año.
8- Control. Conviene pesarse todas las semanas para evitar los sustos.
9- Por escrito. Apuntar diariamente todo lo que se come para controlar.
10- A la carta. Cuando se coma fuera de casa hay que optar por platos ligeros.