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Con un par por Julián Redondo

La Razón
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Mourinho-Guardiola, noveno clásico. Otro Madrid-Barça para la posteridad; más partido, prepartido y pospartido. Las estadísticas favorecen a Pep, ha ganado cuatro, ha empatado tres y ha perdido uno, la final de la Copa del Rey, única medalla de José desde que entrena al Madrid. Lo demás son récords que no puntúan y que se pierden en el tiempo si no se alcanza el objetivo. Esas marcas serían meros adornos si no fuera porque de cuando en cuando hay que recurrir a ellas para levantar la moral de la tropa. Quince triunfos consecutivos... Once victorias seguidas fuera de casa... Números extraordinarios que no aguantan la comparación con la consecución de la Liga o de la «Champions», lo que importa.

Lo que estará en juego mañana es la Copa, un torneo que distingue más cuando los otros son imposibles. Y, como suele suceder en vísperas del duelo, las dudas invaden las alineaciones; la de Mourinho es un arcano. Las bajas de Arbeloa y Khedira le suponen un problema añadido a la clarividencia de Guardiola cuando lo tiene enfrente. Y no debería serlo. En la portería, Casillas; en la defensa, Lass, Pepe, Ramos, Marcelo o Coentrao, una zaga que no tiene nada que envidiar a la azulgrana. De ahí hacia adelante, el Séptimo de Caballería, la Luftwaffe, con Di María, Xabi Alonso, Özil, Cristiano Ronaldo, Higuaín y Benzema, sea un 4-2 o un 3-3. No hay equipo en el mundo, salvo el Barcelona, que pueda competir contra tanto talento. Con todo lo que no ha sido la esencia, Mourinho ha fracasado, salvo en Copa. Creo que no se atreverá, ni siquiera a prohibir a Cristiano que tire las faltas. Sólo es una sugerencia.