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Barcelona

Música entre adicciones

«La magnitud del desastre»Oriol Llopis66rpm edicions219 páginas,20 euros.

La Razón
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Si Oriol Llopis hubiera nacido en un país anglosajón, diríamos de él que practicaba el «periodismo gonzo», pero al ser de Barcelona y hacer la mili, podremos traducirlo a códigos como el reporterismo canalla, borrico, maldito, o, si lo prefieren podemos acuñar en estas páginas el término «periodista Makinavaja». Llopis, uno de los históricos de la prensa musical, no se enfadará porque lo imprimamos. Dice que alguien le definió una vez como pegado «al bardeo y la jeringuilla» y que no le molesta. «Si es la verdad…», reconoce en las memorias que acaba de publicar. Es difícil resumir las andanzas de un tipo que, entre otras cosas, era un adicto a la heroína, pasó por un psiquiátrico en Paraguay, escribió para cinco revistas musicales, participó en el programa de TVE «La edad de oro», escapó con el dinero de unos niños de papá que querían comprar una suculenta cantidad de droga en Ibiza... No hay rutilantes estrellas en su narración, aunque conoció a alguna (Iggy Pop y Johny Thunders, por ejemplo) y hay un chocante suceso con Ramoncín. Lo que encuentra el lector es toneladas de humor, decadencia y una especie de huída desenfrenada hacia no se sabe bien dónde. Ni él mismo se aclara hoy muy bien. Oriol Llopis escribe como se habla, escondiendo que es mucho más culto de lo que quiere aparentar. No ordena cronológicamente los hechos y divaga sin fin. La suya es la crónica de alguien que escribe años sin contrato ni seguridad social. Roba números de las revistas, discos, dinero para gastos corrientes que paga sus adicciones, quemando rueda. Y una pasión por la música como es difícil transmitirla. Y qué divertido es leerlo.