Roma
«Gracias Santo Padre»
Una alfombra roja rodea el Pabellón 9 de Ifema. «¡Que viene, qué viene!», dicen los 12.000 voluntarios que se congregaron en el recinto ferial. Fue la fiesta de los chicos de verde. Tantas lipotimias atendidas, tantas mochilas encontradas y tantas comidas servidas tuvieron su recompensa con un encuentro con el Santo Padre.
Tras «caldear» el ambiente con actuaciones musicales, un ensayo de «flashmob» y los testimonios de varios jóvenes que han exprimido al máximo esta JMJ –entre ellos una pareja de veinteañeros franceses que contrajo matrimonio hace un mes–, Benedicto XVI entró en el pabellón a bordo del papamóvil. El vehículo rodeó el recinto ante una multitud de voluntarios que, literalmente, perseguían al coche papal. Algunos le acercaron al Papa varios bebés, a los que besó.
«El significado de la palabra voluntario es insuficiente para comprender el esfuerzo, sacrificio y desprendimiento prestados», dijo Monseñor Rouco Varela, que acompañó a Benedicto XVI en el escenario principal, presidido por la Cruz de los jóvenes. «Estos jóvenes han querido ser apóstoles de sus compañeros», añadió.
Javier y Giselle, voluntarios de España y Brasil respectivamente, expresaron al Papa su agradecimiento. «¡Gracias por confiar en nosotros, Santo Padre!», dijo Javier. Y Benedicto XVI tomó la palabra: «Con vuestro servicio habéis dado a la JMJ el rostro de la amabilidad, la simpatía y la entrega». Y añadió: «Mi gratitud es también una necesidad del corazón, porque no sólo habéis estado atentos a los peregrinos, sino también al Papa». De hecho, el Pontífice exclamó: «¡Cuántos sacrificios, cuánto cariño!».
Benedicto XVI dijo a estos jóvenes que «han hecho realidad las palabras del Señor: ‘‘Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos''». Y así, el Señor transformará el «cansancio acumulado» en «frutos de virtudes cristianas», como la paciencia y la mansedumbre. Hubo un momento que provocó la sonrisa de los voluntarios: «Quizá alguno piense: el Papa ha venido a darnos las gracias y se va pidiendo. Sí, así es», dijo Benedicto XVI. Y es que les pidió «que respondáis con amor a quien por amor se ha entregado por vosotros». Tras rezar el Padre Nuestro y bendecir a los presentes, el Santo Padre, ante el clamor de los jóvenes, abandonó Ifema rumbo a Barajas.
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