Baloncesto

Zaragoza

Cambio de ciclo llega una nueva era

Muchos pensarán que es una Liga de autor, con la rúbrica de Cristiano; otros, que el «culpable» es Mourinho, y los más coherentes, el bloque 

Cambio de ciclo llega una nueva era
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El Real Madrid ha sido el mejor. Nadie puede discutir que el equipo de Mourinho ha logrado acabar con la hegemonía del Barcelona a base de buen juego, una capacidad goleadora descomunal y un gran esfuerzo colectivo. Treinta y dos Ligas de las 81 disputadas mantienen al Madrid como el más laureado. La historia así lo dice. Como también recuerda que el objetivo de Mourinho y sus jugadores era devolverle al club el título para reinar, de nuevo, en España. Para el madridismo, para la entidad y para Florentino Pérez no era un reto sencillo. Y ése fue el objetivo desde el primer partido en Zaragoza.

Con la base de jugadores de la campaña anterior –los fichajes no han aportado mucho–, Mourinho preparó a la plantilla para las tres grandes competiciones. El desgaste de jugar miércoles y domingos, al margen de un mes de enero cargado con la Copa, quizá haya impedido al Madrid llegar en plenitud física para enfrentarse al Bayern, como recalcaba el propio entrenador tras la eliminación. Y es que la pelea con el Barcelona ha sido cruenta, lo que no ha permitido ni un respiro cuando la diferencia de diez puntos –tras la derrota azulgrana en Pamplona– presagiaba que Cibeles iba a recibir, de nuevo, a sus campeones. Sin embargo, los tropiezos ante Málaga, Villarreal y Valencia crearon unas pequeñas dudas que resolvieron Khedira y Ronaldo en el Camp Nou.

Muchos pensarán que puede ser un título de autor, con la rubrica de Cristiano. Otros, que el «culpable» es Mourino, al que hay que dar el mérito de romper con la marea azulgrana. Y los más coherentes creerán que ha sido el éxito del colectivo. El campeonato comenzó tranquilo, pero la derrota ante el Levante y el empate en Santander fueron la espoleta –después de una tensa reunión de los jugadores con el técnico– para que el Real Madrid iniciase su marcha triunfal. La victoria frente a la Real (jornada once) lo colocó en el primer puesto. Y desde entonces, líderes en juego y en goles, aunque la derrota en el Bernabéu ante el Barcelona cortó una gran racha. El equipo se sobrepuso y volvió a ganar de forma abrumadora hasta que llegaron esos tres empates que pusieron un poco de pimienta al tramo final.

Mourinho, con sus defectos, especialmente en las formas, ha corroborado que es un gran entrenador. Ha manejado el grupo con acierto, al margen de sus problemas con Sergio Ramos, Casillas y su obsesión por buscar un «topo» en el vestuario. En el banquillo, ha leído bien los partidos y los números desmienten su fama de técnico defensivo, aunque el portugués es de los que les gusta taparse más que estar desnudo sobre el césped. Ganar ligas en Inglaterra, Italia y España está al alcance de muy pocos.

Los jugadores, a la postre los protagonistas, también han cumplido con creces. Ramos ha sido un referente como central, lo mismo que Xabi Alonso en el centro del campo o Casillas en la portería. La base española ha contribuido a que Cristiano, Higuaín y Benzema no se hayan cansado de marcar goles, con la colaboración de Özil, las apariciones de Di María, truncado por las lesiones, y el trabajo de Khedira, Lass, Arbeloa, Marcelo o Pepe, al que sólo se le discuten sus excesos, pero no su calidad.

Así, a grandes rasgos, es el Real Madrid el que ha logrado el campeonato, el que se ha quitado de encima la bota del Barcelona y el que mira al futuro con optimismo. ¿Cambio de ciclo? De momento, cambia la hegemonía y el blanco es el color de la Liga.