Un éxito de dos rombos

MADRID- Con «ProtAgonizo», Ester Bellver vivió un fenómeno que se da una vez entre mil: una obra pequeña, estrenada en 2009 sin pretensiones ni esperanzas en una sala alternativa, el Montacargas, funcionó, se difundió por las ondas del boca-oreja, repitió en Triángulo y llega ahora al Centro Dramático Nacional. En escena, Bellver se desnuda en todos los sentidos. El físico, sin duda y sin miedo; y, sobre todo, el emocional, ya que «ProtAgonizo» es una confesión a corazón abierto de una actriz que viaja a su pasado para recordar momentos de su infancia y las luces y las sombras de su carrera... «Es un ataque frontal a la persona que representamos. Y en la obra se juega también con la metáfora de un via crucis, con sus paradas», explica Bellver.

Marketing casero
«Son muchos recuerdos, capítulos de la vida de uno, que pueden parecer personales, pero que son similares a los de otras», cuenta la intérprete, autora y factotum de esta propuesta que al principio promocionó con marketing casero: buzoneo manual, flechas de tiza por las paredes y bolsitas de plástico con dos juanolas –el logotipo de la obra son dos rombos– repartidas por Lavapiés. «En el barrio la gente me conoce como la de los rombos», reconoce. Todo surgió con un bache personal que le hizo ponerse a escribir frenéticamente –«durante seis meses, sin casi parar ni para comer o dormir»–. Le mostró aquella «herida» a Agustín García Calvo, a cuya tertulia acudía, y éste la animó a condensar aquellos textos hasta lograr noventa minutos de teatro, algo recortados para el CDN.