Actualidad

«Call of Duty 3» es la guerra

Es el videojuego de todos los récords. Tan real que origina protestas políticas. Su éxito multimillonario lo convierte en lo más solicitado para los amantes de las consolas esta Navidad.

En esta imagen, la Torre Eiffel destruida. Hay misiones en Londres, Somalia y Rusia
En esta imagen, la Torre Eiffel destruida. Hay misiones en Londres, Somalia y Rusialarazon

Algo tienen las armas que atraen como un imán. Raro es el niño que no ha jugado alguna vez a indios y vaqueros, policías y ladrones o a guerras imaginarias. Una de las causas de esta atracción fatal puede deberse al toque romántico que la televisión y el cine han añadido a la violencia. Otra explicación es que al ser humano sólo hay que rascarle un poco en la superficie para que aflore sus instintos más primarios. Sea por la adrenalina, sea por cualquier otro motivo, el interés por la violencia existe. Es por eso que los videojuegos, al igual que el cine y la literatura, lo han reflejado desde un primer momento. Recreativas, como «Operation Wolf» (1987) o «Virtua Cop» (1994) y videojuegos de ordenador o consola como «Metal Gear» (1987), «Doom» (1993) o «Gears of War» (2006) han transformado la violencia en puro entretenimiento.

Cifras de vértigo
Pero en la actualidad, es «Call of Duty» el que goza de mayor fama y reconocimiento mundial. Su última entrega, «Call of Duty: Modern Warfare 3» ha reafirmado a la licencia creada por Infinity Ward como una apuesta segura. Por tercer año consecutivo, la serie ha conseguido un nuevo récord de ventas en la industria del videojuego. El año pasado, «Call of Duty: Black Ops» consiguió en sus primeras 24 horas, y sólo en los mercados norteamericano e inglés, unas ventas por valor de 360 millones de dólares, superando el record establecido en 2009 con «Call of Duty: Modern Warfare 2» que en el mismo periodo consiguió recaudar 310 millones de dólares. La entrega de este año ya ha superado los 400 millones de dólares, merced a las más de 6,5 millones de unidades en tan sólo 24 horas. Y es que como afirmaba Bobby Kotick, CEO de Activision Blizzard, «Ninguna otra franquicia del sector del entretenimiento ha conseguido establecer récords de ventas en sus primeras 24 horas, durante tres años consecutivos. En estos momentos, las ventas registradas con «Call of Duty» superan las cifras mundiales alcanzadas en taquilla por «Star Wars» o «El Señor de los Anillos», dos de las franquicias de entretenimiento más famosas de todos los tiempos».
El éxito de «Call of Duty» se debe, entre otras causas, a su concepto de espectáculo cinematográfico. El guión, la acción, la banda sonora y sus personajes están enfocados para transmitir al jugador la emoción de una gran superproducción de Hollywood. Poco importa que su argumento nunca llegue a estar nominado a un Oscar, pero tampoco lo está «Transformers» o «Fast & Furious» que sería un equivalente palomitero bastante certero. «Modern Warfare 3» continúa la historia en el punto que la dejamos hace dos años. Nos encontramos en un futuro cercano, con la Tercera Guerra Mundial a la vuelta de la esquina y un nacionalista ruso con ganas de que todo comience lo antes posible. Son pocas las oportunidades para que la humanidad se salve de una segura destrucción.

Políticos enfadados
Es por ello que nos veremos sumergidos en una intensa montaña rusa que nos llevará por París, Londres, Somalia, Oriente Medio y Rusia en un intento de detener al terrorista Vladimir Makarov. Precisamente el capítulo que sucede en Londres es el que más ampollas ha levantado. La persecución en el metro y la batalla en los alrededores del Big Ben enervó a Keith Vaz, un político británico laborista con una cruzada personal contra los videojuegos bélicos. Tras las pertinentes quejas por las escenas de destrucción de la capital inglesa, unas semanas después, ha dado un paso adelante con la solicitud al Parlamento de iniciar un debate que analice seriamente los efectos negativos de los videojuegos. Según el político «No es censura, se trata de proteger a nuestros niños».

En una sociedad en la que prima lo políticamente correcto, los juegos bélicos no han estado exentos de críticas. Es cierto que, en algunos casos, la polémica se ha conseguido a pulso. Es el caso de «Call of Duty: Modern Warfare 2», en donde el jugador se introducía en la piel de un infiltrado en un grupo terrorista y se veía envuelto en una masacre de civiles en un aeropuerto. «Medal of Honor», juego que fue prohibido por el Pentágono al posibilitar escoger el lado talibán. Debido a las presiones, Electronic Arts sustituyó a los talibanes por el nombre de «Fuerza opositora». En otros casos, la polémica vino dada por la aparición de personajes reales en el juego. Es lo que sucedió «Homefront», «Call of Duty: Black Ops» y «Mercenaries 2: World in Flames», que fue duramente respectivamente criticado por los gobiernos de Kim Jong Il, Fidel Castro y Hugo Chávez, al convertirlos en dianas de ficticios ataques terroristas o invasiones. En el caso de Venezuela, fue la excusa perfecta para promover una ley en la que se prohibía la fabricación, importación, distribución, compra, venta, alquiler y uso de videojuegos bélicos.

Aunque por otros motivos, este tipo de videojuegos suelen estar rodeados de polémica al ser retirados del mercado o censurados, según la política de cada país. Los casos más extremos suelen darse en Australia. Allí la calificación de los videojuegos suele ser muy estricta por lo que raro es el título violento que no presenta algún tipo de problema. Algo que muchas veces sucede también en Gran Bretaña, en donde la censura lo pone bastante difícil en demasiadas ocasiones. Pero también pasa en Alemania. En este país, además de la violencia, eliminan cualquier imagen en la que aparezca la cruz gamada. Recientemente, en Noruega y tras la masacre de la isla de Utoya, varias cadenas de tiendas retiraron de sus estanterías un total de 51 juegos en los que la violencia estaba presente, entre ellos «Call of Duty: Modern Warfare 2», título que el asesino utilizaba para afinar su puntería. Para acabar, y no es una inocentada, la Cruz Roja ha solicitado que se aplique en los videojuegos la Convención de Ginebra alegando que «hay unos 600 millones de jugadores que podrían estar violando el Derecho Internacional en el mundo virtual». Que cada uno piense lo que quiera, pero están avisados.

 

El detalle
EL DEPORTE MANDA

Leyendo la prensa da la impresión que las tiendas de videojuegos están copadas de títulos violentos, sangre, disparos y vísceras. Pero no es así. En 2010, entre los diez juegos más vendidos del mundo, sólo dos eran de los considerados bélicos, el resto eran deportivos, de rol y plataformas. En nuestro país aDeSe, la Asociación Española de Distribuidores y Editores de Software de Entretenimiento, es decir, la patronal de los estudios de videojuegos, publica cada mes la lista de los juegos más vendidos. Lista que suele estar encabezada por títulos familiares, deportivos o de aventuras. Hagan juego.