Asia

Estreno

Yo soy la justicia en Asia

Dirección y guión: Lee Jeong-beom. Fotografía: Lee Tae-yoon. Intérpretes: Won Bin, Kim Sae-ron, Kim Hee-won, Song Young-chang, Kim Tae-hoon. Corea del sur, 2010. Duración: 119 minutos. Acción.

Yo soy la justicia en Asia
Yo soy la justicia en Asialarazon

¿Existe una película americana igual o muy parecida al «El hombre sin pasado»? ¿Sí? ¿No? De ser la respuesta negativa, me pregunto cuánto tardará Hollywood en comprar los derechos a los realizadores de este entretenido y violento filme para realizar su correspondiente «remake», porque la cinta es un thriller de acción con pespuntes de «western» que posee casi todos los elementos argumentales por los que enloquecen los productores de la meca, tan escasa de ideas originales desde hace ya unos buenos lustros. Veamos. Primer aliciente: el protagonista, herático, misterioso, un tipo de pocas palabras al que le lastra su pasado (igual que le sucedía a ese legendario Sueco de «Forajidos») y que tanto evoca los personajes que han encarnado otros vengadores honrados, inmisericordes y un tanto cara palo como Clint Eastwood o Charles Bronson. Segundo : se trata de una película con niño, en este caso, una preadolescente bastante menudita y con una vida terrible clavada a las huesudas espaldas e hija de una mujer que la trata peor que si fuera basura; y tercero: en el filme hay drogas, hay mafiosos con camisas de Dolce & Gabana, hay nigths clubs, hay sexo, pero muy poco, hay un secuestro por partida doble, y hay abundante sangre, disparos y cuchillazos para aburrir al público más exigente. No resulta, pues, extraño que esta producción haya arrasado en Corea y pueda hacer una taquilla curiosa en otros países del mundo. La historia, sencilla como la vida misma: un silencioso prestamista decide entrar en acción cuando la hija de la vecina, delgadísima y amargada bailarina exótica, y ésta desaparecen. Nadie, y, menos, los raptores, saben que acaban de toparse con su peor pesadilla, porque Tae-shik, que así se llama el chico (interpretado de manera seria y exacta por Won Bin), esconde un turbio pasado. Aunque al filme le cuesta demasiado arrancar, paulatinamente se transforma en un absoluto torbellino de acción loca, en una búsqueda al peligroso corazón de la noche hasta eclosionar en una carnicería humana delirante.Y toda esa salvaje violencia, qué extraño, emparejada a un pozo de tierno lirismo. Quizá porque hasta los justicieros locos tiene corazón, aunque alguna vez se lo hayan roto.