Barcelona
Francisco Vázquez: «El viaje a Santiago y Barcelona es un deseo personal del Papa»
«Benedicto XVI hablará durante su visita de la importancia del Camino de Santiago en la construcción de Europa y del arte como recorrido hacia Dios, del culto y la liturgia»
ROMA- «Va a ser una excelente visita». Francisco Vázquez, embajador de España ante la Santa Sede, se deshace al hablar del viaje apostólico de Benedicto XVI a Santiago de Compostela y Barcelona el próximo fin de semana. Anuncia que el Papa hablará en la capital gallega de cómo Europa se construyó a través del Camino de Santiago y en la Ciudad Condal del arte como recorrido hacia Dios; del culto y de la liturgia. Vázquez tacha de «falaces» los argumentos de quienes aseguran que hay una campaña del Gobierno contra la Iglesia y repite con insistencia que las relaciones entre nuestro país y el Vaticano son «magníficas».
«Corazón en el sur»
–El Papa visitará nuestro país dos veces en menos de un año. ¿Le preocupa especialmente a Benedicto XVI la situación social y moral de España?
–No, no es esa la razón de fondo, sino el afecto especial hacia nuestro país. España va a ser visitada por el Papa tres veces en cinco años y dos en menos de uno, lo cual es algo excepcional y extraordinario en un Pontífice que, por las razones que sea, no sigue la estela viajera de su predecesor. La pujanza de la Iglesia española determina que dos de estos viajes de Benedicto XVI vengan marcados por su capacidad para organizar eventos tan importantes como el Encuentro de las Familias de Valencia en 2006 y la JMJ de 2011. En Madrid se da una circunstancia especial que avala este razonamiento sobre la pujanza de la Iglesia española, y es el hecho de que su impulsor es el cardenal Rouco, quien siendo arzobispo de Santiago de Compostela ya organizó la JMJ en 1989. Benedicto XVI es un bávaro, los alemanes de esta región tienen puesto su corazón en el sur. Se olvida que el Papa tiene en su escudo una concha de peregrino, lo que representa su aprecio por Santiago de Compostela y nuestro país. Los dos viajes obedecen por tanto a la posición de la Iglesia española dentro de la Iglesia universal y a la voluntad del propio Pontífice.
–Habla de la pujanza de la Iglesia española. También se espera que el Papa se refiera a la descristianización de Europa y a su rampante laicismo, en los que ocupamos una posición de liderazgo.
–Nadie puede aventurar cuáles serán las palabras del Pontífice. Estoy convencido de que serán dos discursos redactados por él mismo en los que hablará de Europa, del arte y de Dios. El problema de la descristianización no afecta sólo a España, está generalizado, sobre todo en Europa. No hay que olvidar que nuestro país tiene raíces católicas profundas y que millones de sus habitantes son católicos, creyentes y practicantes.
–¿No tiene el Gobierno de Zapatero una de las improntas más laicistas de Europa?
–Desmiento la mayor. El fenómeno que se ha dado en España es el mismo que se ha dado en Inglaterra, Bélgica u otras naciones. No somos una excepción. Hoy se está produciendo un cambio importante en la sociedad.
«Avances»
–En cualquier caso es innegable que leyes como la del aborto o la del matrimonio homosexual no han sentado bien en el Vaticano.
–Evidentemente. No han sentado bien como tampoco sentaron bien esas mismas leyes donde también han sido aprobadas, como ha ocurrido en muchos países. La situación de España, repito, no es excepcional. Se han producido avances muy importantes en la relación con la Iglesia. Se ha solventado la situación de los profesores de religión, se ha solucionado la cuestión de la educación concertada, un caso único en Europa, y la financiación de la propia Iglesia. En la balanza hay cuestiones que pueden gustar más y otras menos, pero está equilibrada y sobre todo desmiente ese argumento falaz que dice que en España hay una campaña organizada contra la Iglesia. Otro ejemplo de la buena relación es que en todas las últimas canonizaciones ha habido un santo español. También en todos los últimos consistorios se ha creado siempre a un cardenal de nuestro país.
–El Papa ha creado recientemente el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, cuyo objetivo es hacer renacer la fe en los países que se olvidaron de ser cristianos. Tendrá mucho trabajo el nuevo dicasterio en nuestro país...
–En general su marco geográfico será Europa, no sólo España. Repito que hay que ponderar la realidad y ver las diferencias legislativas que se han producido en los últimos tiempos en nuestro país respecto a Bélgica, Portugal, Inglaterra, Argentina, México... El fenómeno es universal. La respuesta de la Iglesia no está determinada sólo respecto a España, ya que va en defensa del principio que la Iglesia considera que ha sido dañado, sea la nación que sea. Es falso decir que en España la situación es peor. Hay un hecho que lo demuestra claramente: en pocos países del mundo ha habido un intercambio de visitas tan intenso como lo ha habido en los últimos cuatro años entre el Gobierno de España y la Santa Sede. El Papa visitará tres veces España, el cardenal Bertone cuatro, Zapatero ha venido a Roma una vez, De la Vega cuatro y Moratinos cinco. El intercambio de visitas refleja el clima de diálogo. A veces en desacuerdo pero la mayoría de las veces en acuerdo. Prueba de ello es que tras la aprobación de la Ley del Aborto no hay ningún punto de tensión en todo lo que queda de Legislatura.
Entrevista con Zapatero
–¿Por qué la entrevista entre Zapatero y el Papa no se anunció en el programa inicial del viaje?
–Al final el encuentro tendrá lugar, como corresponde. El Papa almorzará dos veces con los obispos españoles y será al final de su viaje cuando conozca mejor los problemas e inquietudes de la Iglesia española. También habrá podido observar la reacción de la opinión pública y de los católicos españoles a sus discursos. Podrá por eso hablar con Zapatero con mayor conocimiento de causa. La entrevista no estaba en el programa inicial porque en aquel momento no estaba decidido cuándo iba a tener lugar.
–¿Qué ocurrirá con la nueva Ley de Libertad Religiosa?
–Continúa estando aparcada. No se ha considerado una prioridad. Lo importante es salir de la crisis.
–Fernández de la Vega ha dejado buen sabor de boca tanto en la Iglesia española como en la Santa Sede. ¿Se sabe ya quién la sustituirá como representante del Gobierno para las relaciones eclesiásticas? ¿Será Ramón Jáuregui o Alfredo Pérez Rubalcaba?
–Todavía no. Pienso que debería seguir siendo un responsable único. Los elogios que se han hecho a la ex vicepresidenta del Gobierno hay que situarlos en su justa dimensión. De la Vega no ha actuado por libre, ha seguido las directrices del Ejecutivo. Refleja que el panorama actual es positivo en las relaciones con la Iglesia y el Vaticano. Así se vio en los elogios que hizo el cardenal Rouco a De la Vega, a quien hay mucho que agradecer por su gran labor. Tanto Rubalcaba como Jáuregui tienen experiencia y capacidad para sustituirla.
–¿Y quién ocupará su lugar en Santiago recibiendo al Papa?
–En Santiago estará el ministro de Justicia, de quien dependen los asuntos religiosos, y el de Fomento. Puede que esté Rubalcaba.
–¿Cómo nació la idea de que el Papa visitase Santiago de Compostela y Barcelona?
–Ahora podemos decir que muchos hemos intervenido, pero créame cuando le digo que es un viaje extraordinario porque es deseo de Benedicto XVI. Él quiere hacer un viaje que simbólicamente recoja dos de sus grandes preocupaciones. La primera es la raíz cristiana de Europa. Santiago de Compostela es la mejor tribuna para expresar sus reflexiones.
–¿Piensa que se referirá a la idea de que Europa se construyó con el Camino de Santiago?
–Sí, está convencido de ello. Ya me lo dijo cuando presenté las cartas credenciales en 2006. Benedicto XVI entiende, como hacen los alemanes, que el Camino de Santiago es el que construye Europa. Y se construye en torno a la fe. Por eso el Papa ha dicho que va como peregrino. En Santiago presumiblemente pronunciará un discurso que recoja todo su pensamiento. Una de sus grandes preocupaciones es la descristianización de Europa. El segundo objetivo del viaje del Papa se podrá ver en Barcelona. Benedicto XVI ha estado siempre preocupado por la estética, es capaz de hablar de la música como camino a la oración. Habla siempre del arte como camino hacia Dios. En Barcelona consagrará la única catedral que se está construyendo en el siglo XXI en el mundo. Hablará del culto y la liturgia. Posiblemente en el pontificado de Benedicto XVI no encontraremos otro viaje con dos etapas, que le venga tan anillo al dedo a sus pensamientos y preocupaciones.
España presente en el mundo
–Se anuncian protestas contra la visita del Papa a España. Hay incluso quien echa cuentas sobre cuánto costará...
–Los beneficios económicos son infinitamente superiores a los costes. Éstos serán los propios de cualquier visita de Estado, pero con una diferencia. Desde una perspectiva económica, los beneficios son muy superiores. Hay 2.000 periodistas acreditados, lo que garantiza que España estará presente en los medios de comunicación de todo el mundo. Se va a conocer Santiago y Barcelona, el Camino y la obra de Gaudí. Además habrá desplazamientos masivos de miles de fieles. Después, con respecto a las opiniones individuales siempre tiene que haber un respeto a las personas que nos representan. Yo no daría mayor importancia a las contestaciones individuales que pudiese haber. Al final son una gota de agua.
–Más allá de su condición de gallego, ¿qué etapa del viaje piensa que será más significativa?
–Las dos. A mí me emociona mucho la visita a Santiago, que se le había pedido al Santo Padre varias veces. El Papa ya quiso ir a conocer la tumba del Apóstol en 1994 con su hermano. Ambas etapas son importantes. Barcelona y la Sagrada Familia se merecen esta visita.
–Georg Gänswein, secretario personal de Benedicto XVI, lo describía recientemente en «L'Osservatore Romano» como «el Papa de la palabra, de la fuerza de la palabra». ¿Cómo describiría usted a Benedicto XVI?
–Es un Papa con personalidad propia, intelectual y teólogo, gran conocedor de la historia. El Sumo Pontífice anterior era filósofo, el actual es teólogo, un hombre muy profundo. Es muy adecuada la definición. Benedicto XVI es el Papa de la palabra. Es capaz de publicar tres grandes encíclicas pero a quien hay que seguir sobre todo en sus intervenciones públicas, bien en la catequesis de los miércoles o bien en sus viajes. En ese plantel se añadirán sin duda sus homilías de Santiago de Compostela y Barcelona.
–¿Piensa que la opinión pública entiende a Benedicto XVI?
–Sí, prueba de ello es que es un Papa al que la gente no va a ver, sino a escuchar. Veo cada vez más afluencia de peregrinos en todos los actos. Ha tenido una respuesta masiva en Estados Unidos, París, Reino Unido... En un mundo en el que no hay referentes la gente se agarra a las palabras y a los valores del Papa.
«Critican al Sumo Pontífice por defender sus principios»
–¿Cree que ciertos sectores de la Prensa y la sociedad sienten inquina hacia el Papa?
–Se ha cometido una injusticia tremenda con el tratamiento dado al Papa en la cuestión de los abusos. Ya siendo cardenal intentó arreglar este tema. Benedicto XVI es un Papa incómodo, muy profundo en lo que dice y muy valiente. No cede en la defensa de los pilares del pensamiento cristiano. Va contra corriente y contraargumenta, hace frente a una sociedad que está ligeramente desnortada. No en vano hemos tenido una crisis intelectual y de valores muy profunda con el desmoronamiento del sistema comunista y con la crisis económica del sistema capitalista. Lo que queda en medio es el cristianismo, como pensamiento de un Papa que denuncia excesos y propone alternativas. Se mantiene firme, por ejemplo, en cuestiones como la familia, la libertad religiosa o de educación. Por eso es objeto de ataques que a veces distorsionan la realidad.
–Tras la JMJ de 2011, ¿se planteará su futuro?
–No sé qué pasará. En estos momentos estoy completamente volcado en la visita a Santiago y Barcelona.
–Hace tres años dijo que el PSOE debía pedir perdón a la Iglesia por la persecución durante la Guerra Civil. ¿Sigue pensando lo mismo?
–En estos años he limado asperezas, suprimido causas de enfrentamiento y avanzado en el diálogo para generar confianza, y de ésta nacen los acuerdos. Estoy muy satisfecho de la situación lograda. La actitud del Gobierno es claramente respetuosa con la Iglesia católica, y ésta satisfecha con el Ejecutivo. No hay más que ver las últimas declaraciones del cardenal Rouco o de la Conferencia Episcopal, en las que no ha surgido ningún enfrentamiento.
Enamorado de Roma
En los últimos cuatro años ha sido evidente la mejora en las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno. Parte del mérito recae en Francisco Vázquez, el célebre ex alcalde de La Coruña que en 2006 desembarcó en la embajada permanente más antigua del mundo. Con su tono cercano y su catolicismo militante, Vázquez ha conseguido que Zapatero pasara de ser el peor representante del adanismo y del laicismo radical a ser uno más de los descristianizados gobernantes de Europa. El embajador está orgulloso de su trabajo: «España tiene muchas coincidencias de criterio con la Santa Sede, muchas más que otros países que hacen gala de un compromiso de confesionalidad». Vázquez sigue la actualidad de nuestro país a través de la pluma de Alfonso Ussía («me carcajeo cuando lo leo cada mañana en LA RAZÓN») pero afirma que sigue encantado en Roma y que, de momento, no tiene pensado volver a España.
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