Elecciones

Romney afianza su ventaja por César Vidal

La Razón
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La distancia para el segundo debate presidencial se cuenta ya más en horas que en días y, por primera vez desde el inicio de la campaña, Romney se impone en la mayoría de las encuestas. De las últimas cuatro, tres confieren una ventaja al candidato republicano. Es el caso de Gallup, que otorga un 49 por ciento de los votos a Romney frente a un 47 a Obama; de Ipsos-Reuters, que da un 46 por ciento al republicano sobre un 45 del demócrata y, muy en especial, de Rasmussen, un estudio muy peculiar y, a la vez, muy certero que presenta un 48 por ciento a favor de Romney frente a un 47 por ciento para Obama. Finalmente, la cuarta encuesta, debida a IBD-TIPP, señala la existencia de un empate en el 46 por ciento de intención de voto. Se trata de resultados que coinciden sustancialmente con encuestas realizadas tan sólo unos días antes, como las de Monmouth –que otorgaba un 46 por ciento a Romney sobre un 45 por ciento de Obama–, la de la FOX –46 a 45 a favor de Romney–, o la de ARG, que señalaba un 48 por ciento para el republicano y un 47 para el demócrata. En todos los casos, se trataría de diferencias escasas, por regla general un punto, salvo en otras dos recientes encuestas muy significativas, la de «The Economist» y YouGov, que daba una ventaja a Obama del 49 por ciento sobre el 46 de Romney, y la de Pew, que, por el contrario, concedía una ventaja de cuatro puntos –49 sobre 45– al republicano.

¿Cuál es la interpretación adecuada de estas encuestas? En primer lugar, todo parece indicar que, tras el primer debate, la campaña de Romney, que casi parecía sentenciada en su contra, ha remontado hasta permitirle adelantar al presidente. A decir verdad, las encuestas que pronostican un empate técnico o una ventaja de Obama constituyen la excepción. Con todo, el avance experimentado por el candidato republicano dista mucho de ser decisivo por varias razones. En primer lugar, el margen de diferencia es demasiado pequeño para sobrepasar el error estadístico, que suele ubicarse en un tres por ciento. En teoría, Romney ha superado a Obama, pero, en la práctica, podría no ser así. En segundo lugar, hay que atender a la manera en que se realizan las encuestas ya que no es lo mismo una sobre los votantes probables que otra sobre los votantes efectivamente registrados. Recuérdese que en Estados Unidos el Estado no elabora de oficio los censos electorales sino que hay que registrarse previamente. Por añadidura, también hay que prestar una atención muy especial al peculiar sistema de elección presidencial en Estados Unidos, en virtud del cual los electores no votan al presidente sino a compromisarios estatales que, a su vez, entregan el voto a un candidato. Esa circunstancia puede tener como consecuencia que un candidato pueda obtener una mayoría del voto popular y, sin embargo, pierda las elecciones porque el número de compromisarios conseguido por él resulte inferior a la cifra de 270. De ahí la lucha enconada por conseguir el control de estados como Ohio o Florida.

Con todos los matices señalados, las previsiones indican que, posiblemente desde el inicio de la campaña, Romney cuenta por primera vez con la posibilidad de llegar a la Casa Blanca, pero que todavía no hay nada decidido. La pérdida de Ohio o de Florida –no digamos de ambos estados– podría significar una derrota segura para el republicano. De ahí que los dos próximos debates resulten tan importantes en estas elecciones.