Guerra en Irak

Al Qaida resucita en Irak gracias a la retirada de EE UU

La guerra en Irak no ha acabado. Al Qaida quiere retomar el control del país ahora que la presión militar ha desaparecido.

Los familiares de los soldados de la 4ª Brigada les recibieron efusivamente ayer a su llegada a EE UU, tras una rotación de seis meses en Irak
Los familiares de los soldados de la 4ª Brigada les recibieron efusivamente ayer a su llegada a EE UU, tras una rotación de seis meses en Iraklarazon

Washington- Al Qaida confirmó ayer lo que muchos se temían: que la retirada de las tropas norteamericanas de Irak va a dejar campo abierto a los radicales islamistas y va a amenazar seriamente la precaria estabilidad del país. El hecho es que el grupo Estado Islámico de Irak, encabezado por Al Qaida, asumió ayer precisamente –un día después de la retirada de la última brigada de combate de suelo iraquí– la autoría del atentado perpetrado esta semana contra un centro de alistamiento en Bagdad, en el que murieron medio centenar de reclutas del Ejército iraquí.

Y no es casualidad. En un comunicado colgado en una de las páginas web utilizadas habitualmente por los islamistas, el conglomerado de grupos terroristas se congratula de que, con el ataque del pasado 17 de agosto, realizaron «una nueva conquista», cuya segunda lectura, como hizo ayer, sin ir más lejos, el presidente boliviano Evo Morales, es que los norteamericanos se retiran «derrotados» de Irak.

El caso es que Al Qaida ha aprovechado para cargar las tintas. «El último atentado lo cometió un héroe que hizo estallar un cinturón cargado de explosivos contra algunos chiíes», explica la nota. En este ataque, uno de los más sangrientos de este año, perdieron la vida 48 personas y 127 resultaron heridas, según informa Efe citando fuentes del Ministerio del Interior iraquí.

El terrorista suicida detonó el cinturón que llevaba adosado al cuerpo entre cientos de jóvenes que esperaban turno para alistarse en las Fuerzas Armadas, en el barrio de Bab al Muazam, en el centro de Bagdad. «El hombre pudo saltarse las barreras de seguridad e irrumpir en uno de los cuarteles de operaciones del Ejército en Bagdad, que pertenece al Ministerio de Defensa», agrega el comunicado.


Escalada terrorista
Ese ataque no ha sido el único perpetrado por los terroristas en Irak desde que se supo que EE UU mantenía sus planes para retirar al grueso de sus tropas antes del 31 de agosto. En los últimos meses se ha producido un aumento de la violencia, que causó un importante repunte del número de víctimas mortales en julio, cuando se registraron 535 muertos frente a los 284 de junio.

La organización Estado Islámico de Irak ha reivindicado en el último año varios ataques, con el fin de lanzar un mensaje sobre su fortaleza y capacidad de atentar. El pasado 29 de julio se responsabilizó del atentado con coche-bomba contra la sede del canal de televisión Al Arabiya en Bagdad, que causó al menos cuatro muertos y unos veinte heridos. También asumió la autoría de dos de los atentados contra los pro gubernamentales Consejos de Salvación, que el pasado 18 de julio causaron 47 muertos en dos localidades al oeste de la capital.


Críticas a Obama
Lo cierto es que, visto este panorama, como han recordado muchos críticos de la Administración Obama en los últimos días, la guerra está muy lejos de poder darse por terminada. Lo mismo que el gasto para el contribuyente de EE UU. Philip Crowley, portavoz del Departamento de Estado, reveló ayer que todo el programa estadounidense en Irak costará entre 2.000 y 3.000 millones de dólares al año. Crowley también anunció que el Gobierno ha empezado a contactar a las empresas de seguridad que aportarán 6.000 o 7.000 agentes armados, de los que dependerá el éxito del importante esfuerzo civil que tiene planeado la Casa Blanca.

«Donde el Ejército proveía antes seguridad, ahora tenemos que garantizarla nosotros y éste es un caso en el que los contratistas son provechosos», justificó ayer Crowley. La pregunta es: ¿serán suficientes estas medidas?


La no tan fácil vuelta a casa
- A su llegada a la base de McChord, los soldados de la cuarta Brigada de la Segunda División de Infantería fueron recibidos efusivamente por familiares y amigos. Ahora les toca el delicado trabajo de readaptarse a una vida civil cotidiana. El 20 por ciento de estos militares padece trastornos psicológicos derivados de su estancia en Irak y las situaciones de estrés máximo que han vivido durante meses.