Estreno
«El irlandés»: A sus órdenes mi sargento
Dirección y guión: John Michael McDonagh. Fotografía: Lary Smith. Intérpretes: Brendan Gleeson, Don Cheadle, Mark Strong, Fionulla Flannagan. Irlanda, 2011. Duración: 95 min. Comedia.
Es ley de vida: los cineastas debutantes quieren que sepamos lo listos que son. Por eso una película tan digna como «El irlandés» está emborronada por unos gangsters que discuten sobre Nietzsche, Schopenhauer y Russell o un diálogo entre madre e hijo debatiendo sobre el fatalismo de los escritores rusos. Son detalles que no estilizan, que no singularizan, que no ayudan a personalizar el acercamiento de MacDonagh al «neonoir»: son simples guiños autoconscientes de un director que quiere parecer inteligente estableciendo un vínculo de complicidad con el espectador culto. Si exceptuamos estos puntuales delirios de grandeza, es evidente que John Michael MacDonagh ha inventado un magnífico personaje, este sargento de la policía de la Irlanda rural cuyas excéntricas costumbres le convierten en candidato a genio o a idiota, y que Brendan Gleeson interpreta con la autoridad de un actor bregado en toda clase de batallas. El sargento Gerry Boyle es una versión extrema y lisérgica de la Marge Gunderson de «Fargo», otro thriller rural inundado de humor negro en el que los hermanos Coen demostraban que hacer preguntas obvias, o estúpidas, puede ser el camino más recto hacia la sabiduría.
En «El irlandés» existe una vaga trama criminal relacionada con el narcotráfico, truco de guión para buscarle una némesis a Gleeson que funcione como apología de la sensatez, pero los relajados gestos de subversión de este policía al margen de la ley, solo ante el peligro y deslenguado héroe de western vestido de azul, sirven sobre todo para hacer una descripción vívida y orgullosa de las peculiaridades de una identidad nacional a la que parece traérsela al pairo lo que pasa a su alrededor, pura insularidad.
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