Londres
Orton y Halliwell el martillo de los celos
Se conocieron haciendo teatro y fueron amantes desde entonces. Su destructiva relación les llevó a la tumba
Nueve martillazos en la cabeza fueron los que le propinó Halliwell a su amante, el dramaturgo Joe Orton. A continuación se suicidó con veintidós pastillas de Nembutal. Por la mañana, el chófer de Paul McCartney llamó a su puerta para llevarlo en el Rolls a una reunión con los Beatles, pero nadie respondió. La policía los descubrió muertos, sumergidos en un salpicón de sangre. El dramaturgo más prometedor del «Swinging Sixties» londinense moría a manos de su amante, tras años de provocaciones personales y teatrales que habían escandalizado a la puritana sociedad inglesa, atónita ante los profundos cambios sociales y contraculturales que iban operándose en la era del pop.Orton y Halliwell eran amantes desde inicios de los años 50. Se conocieron haciendo teatro, pero la fortuna heredada por Halliwell les permitió trasladarse a Londres e iniciar su carrera como novelistas. Sus desavenencias comenzaron tras el fracaso de su novela «The Last Days of Sodom», escrita por ambos. En 1966, Orton logró estrenar su obra teatral, «Entertaining Mr. Sloane», y ante su sorpresa consiguió un gran triunfo en el West End londinense; éxito que revalidó tras el estreno de «Loot». Con estas dos escandalosas comedias negras se convirtió en un de los primeros referentes contraculturales ingleses, y se acuñó el adjetivo «ortonesco» para definir el tipo de situaciones macabras, con componentes de farsa, en los que se ultraja salvajemente los valores establecidos: la religión, la policía y la justicia.Mientras Orton era agasajado y premiado, Halliwell, que siempre había soñaba con triunfar como escritor y que había ayudado a Orton a escribir y a pulir sus obras, vio con estupor que era superado por el alumno y relegado al plano de despreciable amante consorte. Su inseguridad, la falta de atractivo físico y el halo de luminosidad que irradiaba Orton sumieron a Halliwell en una profunda depresión. Notaba que a medida que aumentaba la fama de Orton, más lo excluía de su mundo personal y crecía su menosprecio, por ser un testigo incómodo de un pasado común que necesitaba borrar. La indiferencia de Orton agudizó la angustia y el deliro de Halliwell.Como narra Stephen Frears en «Ábrete de orejas» (1987), biópic basado en la biografía escrita por John Lahr, las vacaciones juntos en Tánger en 1967, rodeados de efebos, fue un paréntesis feliz en el deslizamiento hacia la locura de Halliwell. Un odio agresivo que se alimentaba del sadismo de Orton, harto de soportar su deprimente presencia. El punto de no retorno se inicia cuando los Beatles le encargan el guión de su nueva película, «Up Against it», pista de despegue hacia la fama mundial. Esta ofensa imaginaria, agudizada por la lectura de sus «Diarios», donde Orton pormenoriza sus conquistas sexuales, acabaron por sumir a Halliwell en un dolor enajenante tan profundo que sólo pudo calmarlo dando muerte al objeto de su amor y suicidándose.
Receta funerariaJoe Orton y Kenneth Halliwell fueron enterrados juntos. La ceremonia funeraria fue oficiada por su hermana, en presencia de su agente literaria, la astuta Peggy Ramsay, que robó literalmente los diarios de Joe Orton de la casa del escritor el día de autos, ante las narices de la policía. Denis Dewsnap escribió en sus memorias que mientras la hermana mezclaba las cenizas en una urna, decía: «Un poco de Joe. Otro poco de Keneth, aunque creo que un poco más de nuestro Joe, y un poco más de Kenneth», una escena que resultaba a todas luces ortonesca. Irritada, la agente literaria le espetó: «Vamos, cariño, es sólo un gesto, no una receta de cocina».
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