Belgrado
El genocida Mladic ya está en La Haya
¿Se imagina un país europeo en el que miles de personas se echan a la calle para exaltar a un criminal de guerra acusado de genocidio? Ese país existe y se llama Bosnia.
Unas 10.000 personas se reunieron ayer en la ciudad de Banja Luka para protestar por la captura de Ratko Mladic, el ex general acusado del cerco de Sarajevo y de la matanza de Srebrenica, donde ordenó la ejecución de 8.000 niños y adultos musulmanes. Algunos de los manifestantes llevaban pancartas con el lema «Héroe serbio» y «Para nosotros eres un santo». Otros arremetían contra el presidente de Serbia, Boris Tadic, que dio luz verde al arresto del genocida. Las protestas fueron el tributo que sus seguidores le rindieron el mismo día en que Mladic fue extraditado a La Haya, donde será juzgado por siete delitos.
A primera hora de la tarde, un avión le trasladó a la ciudad holandesa de Rotterdam, y de allí viajó hasta La Haya, donde se encuentra la sede de la Corte Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia. Se espera que Mladic comparezca antes de siete días y, presumiblemente, negará los cargos que se le imputan. Si se declara inocente, su juicio podría celebrarse junto con el del ex dirigente serbio Radovan Karadzic, mentor político de Mladic y preso desde 2008 en La Haya.
La extradición de Mladic se produjo entre fuertes medidas de seguridad. Según la emisora serbia B-92, un convoy militar se desplazó por una carretera cortada al tráfico hasta el aeropuerto de Belgrado. «Con esta extradición, Serbia cumple sus obligaciones internacionales y morales», dijo la ministra de Justicia serbia, Snezana Malovic.
En la celda de la prisión de Scheveningen vivirá en una habitación que la mayoría de los presos comunes calificarían de lujosa. La celda tiene 15 metros cuadrados para él solo y dispone de ordenador (sin internet), teléfono (las llamadas son controladas), pizarra y estantería.
Los abogados del acusado trataron en vano de paralizar la extradición con el argumento de que el detenido no está en condiciones ni físicas ni mentales. El juez sí que aceptó, en cambio, la solicitud de Mladic de visitar el cementerio donde se encuentra enterrada su hija Ana, que se suicidó a los 23 años, en plena guerra civil. No dejó nota alguna, pero los medios de comunicación siempre especularon con la idea de que la hija acabó con su vida atormentada por la responsabilidad de su progenitor en las matanzas contra bosnio musulmanes.
Ante la tumba, Mladic depositó una vela encendida y un ramo de flores con una rosa en el centro. Kadira Gabeljic, cuyo marido y dos hijos murieron en la masacre de Srebrenica, reaccionó con ira al saber la visita de Mladic al cementerio: «A él le permiten eso y yo todavía estoy buscando a mis hijos muertos hace 16 años», clamó esta mujer bosnia.
El niño que se salvó de la matanza
Las imágenes horrorizaron al mundo. El general Ratko Mladic da una palmadita en la cara a un niño bosnio mientras dice a las cámaras que la gente de Srebrenica está a salvo. Horas después, 8.000 musulmanes fueron ejecutados por por orden de Mladic. El niño de la foto sobrevivió. Ahora tiene 24 años. Se llama Izudin Alic y trabaja como obrero de la construcción. Su padre no tuvo tanta suerte y murió. Su cadáver apareció en una fosa común años después. Alic recordó ayer que acudió a Mladic porque estaba repartiendo caramelos. Cuando el «Carnicero de Bosnia» le preguntó su edad, el niño mintió para parecer mayor y le dijo que tenía 12. Con 14 hubiera sido asesinado. El paradero de aquel niño de la foto ha dejado de ser un misterio.
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