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El sonido del silencio
Ha llegado sin decir palabra y se ha llevado los cinco Oscar en las categorías principales: dirección, película, actor, banda sonora y vestuario. Estaba cantado: «The Artist», de Hazanavicius, triunfó.
Estaba previsto que la partida de los Oscar 2012 se jugara entre dos oponentes repletos de nostalgia, así que la Academia aprovechó y lo embadurnó todo de añoranza. Recurrir al pasado tan reiterativamente evidencia escasa fe en el presente. Así, Hollywood, que en años anteriores, con «Avatar» o «La red social» miraba decididamente hacia el futuro, se enrocó esta vez en el «qué grandes hemos sido». Desde la frase inicial, pronunciada por Morgan Freeman, a los vídeos de autohomenaje a décadas anteriores, todo fue una búsqueda en el baúl de los recuerdos. Por no hablar de Billy Crystal, cuya presencia evocaba otras ocho entregas más en las que actuó como maestro de ceremonias. Fue cariñosamente recibido por el patio de butacas y se lució en la ya tradicional canción sobre los nominados.
Ceremonia tediosa
También protagonizó la anécdota de la noche al besar en los labios en uno de los vídeos paródicos de las cintas nominadas a George Clooney valiéndose de una secuencia real de «Los descendientes». Poco más pudo aportar el presentador en una gala donde se habían eliminado los números musicales para no hacerla aún más eterna. El tedio invadió la madrugada y la gran noche del cine se mostró tal y como es: una secuencia de entregas de galardones, eso sí, con agradecimientos mucho más breves que en los recientes Goya y salpicada de algún chiste.
Los académicos no nos sorprendieroncomo guionistas y todo se cumplió como lo definían las apuestas. Hasta el galardón de la película de habla no inglesa recayó en la iraní «Nader y Simin, una separación», cuyo director, Asghar Farhadi, puso la nota política de la noche, pues aludió a la crítica situación de su nación: «Irán ha sido un país lejos de polémicas políticas». Sólo intervenciones como las de Cameron Diaz y Jennifer Lopez, que empezaron la entrega de su segundo Oscar de espaldas, nos libraron de los cabezazos en la madrugada española, a medida que las opciones nacionales se iban diluyendo, pues no hubo suerte ni para «Chico & Rita», de Fernando Trueba y Javier Mariscal, ni para Alberto Iglesias, nominado por tercera vez a mejor banda sonora . «The Artist» permanecía a la espera de los galardones principales, pues en el primer tramo de ceremonia sólo había logrado mejor vestuario y banda sonora. El equipo, nervioso, con un Dujardin al que su compañera de reparto tenía que traducir los chistes, aguardaban por si finalmente hacían historia al lograr que una cinta muda, y además de producción mayoritariamente francesa, se convirtiera en la ganadora de esta edición. El Premio al Mejor Director ratificó los presagios y Michel Hazanavicius hasta se permitió en este agradecimiento olvidarse de su mujer y protagonista de la película, Bérénice Bejo, porque se guardaba la dedicatoria para el Premio al Mejor Filme, después de que el propio Dujardin subiera al estrado. «Eres la inspiración de esta película», le dijo a su esposa, para después, al más puro estilo Trueba cuando venció con «Belle Époque», dar tres veces las gracias a Billy Wilder.
Con lágrimas
La Academia está formada esencialmente por actores, lo que resulta más que evidente en la entrega de los galardones de actuación. El primer momento emocionante fue el ver subir a Octavia Spencer para recoger la distinción de mejor interpretación de reparto por «Criadas y señoras», el melodrama sobre los prejuicios raciales en pleno siglo XX en Estados Unidos. El patio de butacas se puso en pie, y la actriz, llorando, no pudo cuajar el discurso preparado. Su compañera Viola Davis no tuvo la misma suerte, pues finalmente Meryl Streep obtuvo su esperado tercer Oscar. Christopher Plummer logró volver a emocionar a la platea al convertirse en el profesional más veterano en recibir el premio gordo de Holly-wood, el de Mejor Actor Secundario por «Beginners».
El detalle
MARTIN SCORSESE, EL CONVIDADO DE PIEDRA
A pesar de que el nombre Marty sonó en muchos agradecimientos, hasta cinco colaboradores de «La invención de Hugo» subieron al estrado, el creador de «Taxi Drive» tuvo que conformarse con la pedrea: fotografía, dirección artística, montaje de sonido, sonido y efectos visuales. La Academia , que había maltratado a Scorsese (en la imagen) hasta «Infiltrados», cuando fue ungido con mejor película y mejor director, continuó en su línea con el realizador, a pesar de que en este filme muestra su faceta más luminosa.
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