Suiza
OPINIÓN: El «Ángel de Budapest» en el centenario de su nacimiento
«Quien salva una vida salva al mundo entero» reza el Talmud. Ángel Sanz Briz salvó a 5.200. 5.200 vidas de judíos que gracias a la voluntad, la decisión y el valor de este joven diplomático español no fueron cegadas en los campos de exterminio nazis.
El próximo 28 de septiembre se cumplen 100 años del nacimiento de este joven de Zaragoza a quien en los comienzos de su extensa carrera diplomática cayó en suertes ser asignado a la legación española de Budapest, en los años 1943 y 1944.
Ante el horror de la ocupación nazi y del holocausto que se desenvolvían frente a sus ojos, Ángel Sanz Briz optó por dejar de ser un mero espectador. Apoyándose en algunos resquicios jurídicos y en sus relaciones con las autoridades, logró que los regímenes españoles y húngaros autorizasen la protección diplomática española de un total de 200 judíos de origen sefardí. A partir de ahí, tal como lo explicaría más adelante el propio Sanz Briz, «la labor fue relativamente fácil.
Las 200 unidades que me habían sido concedidas las convertí en 200 familias, y las 200 familias se multiplicaron indefinidamente con el simple procedimiento de no expedir salvoconducto o pasaporte alguno a favor de los judíos que llevase un número superior al 200». De esta manera, la protección de Sanz Briz alcanzó a un colectivo mucho más amplio de judíos de origen askenazí, quienes encontraron refugio en las casas que el mismo Sanz Briz alquiló para este efecto y que, para resguardarlas de la ocupación nazi, les hizo colocar un cartel que decía «anejo a la legación española». Entre sus más cercanos colaboradores se encontraba su amigo el italiano Giorgo Perlasca. En 1944 Sanz Briz fue trasladado a Suiza por orden del Gobierno español. Perlasca continuó entonces la labor comenzada por Sanz Briz y, haciéndose pasar por cónsul de España, logró mantener a salvo a los judíos hasta la llegada del Ejército Soviético en 1945.
Ángel Sanz Briz trabajó en colaboración con el diplomático sueco Raoul Wallenberg, el nuncio apostólico Angelo Rota, el cónsul suizo Carl Lutz y muchos otros diplomáticos que lograron mantener sus conciencias lúcidas, elevando el valor de la vida frente a la opresión de la maquinaria nazi y de los regímenes fascistas.
Desde 1991 el «Ángel de Budapest» ocupa un lugar en el «Bosque de los Justos» de Yad Vashem, en Israel. Junto a otros héroes, algunos conocidos y otros anónimos, Ángel Sanz Briz comparte el título de Justo entre las Naciones que el Gobierno de Israel otorga a aquellas personas o colectivos que, no siendo judíos, arriesgaron su vida durante el Holocausto para salvar la de un judío. En 1994 el Gobierno húngaro le concedió a título póstumo la Cruz de la Orden del Mérito y posteriormente en España se le rindió homenaje con la emisión de un sello de correos dedicado a su figura.
Frente a algunos acontecimientos que suceden hoy en Europa y el mundo, cuando a sólo 65 años de la barbarie nazi presenciamos nuevamente demostraciones antisemitas, racistas y xenófobas, vale enaltecer la figura de Sanz Briz para enseñar a las nuevas generaciones que, incluso frente a las más cruentas realidades, podemos siempre optar entre cerrar los ojos o proceder en favor del respeto, la libertad y el derecho a la vida.
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