Artistas

Pagar cara la riqueza por Cristina López Slichting

La Razón
La RazónLa Razón

Nuestra vida ha cambiado. De repente, usamos los folios por detrás; llevamos comida al trabajo; damos propinas de 20 céntimos; ahorramos en el contrato del teléfono y el seguro y nos molestamos (¡por fin!) en calcular los euros en pesetas. La crisis y el número de parados son lacerantes, sí…, pero hay algo desconcertantemente justo en nuestro nuevo comportamiento.

Entre mis muchos amigos recién parados hay uno, un capataz de obra, que me decía esta semana: «No estaba bien, Cristina, que tirásemos tanto material…». Supongo que vamos a ahorrar no sólo en material de construcción, sino en folios, comida, carburante… y me pregunto si no cabrá la posibilidad de que la realidad apremiante nos haga mejores. Tal vez, sólo tal vez, aprendamos a ser más austeros. Más agradecidos, menos quejicas e impulsivos, incluso más sociales y solidarios. Nunca se sabe.

Reconozco, por ejemplo, que ha sido casi imposible inculcar a los hijos los valores del esfuerzo o la disciplina. ¿Cómo hacerlo, si cada vez que los castigabas sin paga, pedían prestado a sus amigos? ¿Cómo, si cuando les echabas de casa encontraban cama en las generosas casas de sus compañeros? (Me pregunto qué habría dicho mi madre si hubiésemos llegado con un amiguito dispuesto a pernoctar en nuestras hacinadas literas). Tal vez este desafío de la realidad nos construya.

 Quizá nuestros hijos aprendan lo que no podíamos enseñarles en medio de la hiperabundancia. A lo peor, hemos estado pagando cara nuestra riqueza.